sábado, 3 de mayo de 2014

Saber dialogar es un arte




Muy buenas tardes a todos/as.

Saber dialogar es un arte, es la comunicación hecha palabra. La educación y el respeto deben primar ante todo, pero el escuchar, el hablar cuando te den la palabra, y la empatia son las claves de una buena relación verbal.

Si dialogar es un arte, mas es escuchar a personas con mucho por decir.

Personas que leen, ilustradas, que hacen de una conversación, una auténtica obra de arte. Somos humanos pero también somos personas que hemos estudiado y que podemos ser capaces de entablar una conversación de diferentes temas. Leemos y sabemos lo que ocurre a nuestro alrededor. Es dificil engañar a un sabio. Leed y cultivaros para que no os puedan engañar jamás.

La paciencia y la empatía en una misma frase, en un solo pensamiento hacen que una conversación se convierta en un dialogo con razón, con pensamientos hechos palabras, y con frases con sentido y consentidas.

El diálogo como conversación y cháchara se ha practicado siempre; baste recordar los inefables «patios de vecinas». Pero el diálogo como una forma seria y profunda de comunicación no se ha prodigado demasiado. Un ejemplo de ello es que de los antiguos filósofos sólo recordamos los célebres «Diálogos de Platón», y que, en los nuevos, es a partir de la primera guerra mundial cuando se acude al diálogo como forma de repensar al hombre.

El encuentro, el mero dialogo, no obstante, tiene sus exigencias. El que desea encontrarse con otra persona o valor, debe ser sensible y estar a la escucha de su llamada, manteniéndose disponible para ofrecerse y acoger al otro, integrándolo en su propia realidad. Todo deseo de encontrarse con la realidad requiere, además, respetar su propio ser y renunciar a poseerla convirtiéndola en satélite del propio «yo». Hay muchas personas que no dejan de hablar de ellos mismos.

Esta actitud de aceptación supone cierta dosis de humildad y sencillez, por cuanto desvela nuestra menesterosidad y demanda cierta complementación. El que se considera autosuficiente, rechaza toda oferta de enriquecimiento; pero el que se siente pobre, agradece que existan otras realidades valiosas que le enriquezcan mediante el encuentro. Y ello le hace ser persona, gran persona.

Hay que saber hablar, y para ello saber escuchar.

Muy pronto en el blog, el tercer video post.

Feliz Sábado.

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