miércoles, 7 de marzo de 2018

Tú, sí, tú, ¡actúa en consecuencia!



Intento en la mayoría de ocasiones dar el doscientos por cien en mis relaciones de amigos, en mis lazos con mi familia, en mi contribución al trabajo. Y lo suelo conseguir. El tiempo es el mejor juez que dispone el ser humano. Te redirige al lugar que siempre tuviste que ocupar. Pero esta afirmación se me descompone con un claro ejemplo: las personas sin recursos.

Me pongo en el caso de ser un ciudadano X de un país en la mas absoluta miseria, y de haber vivido en la indigencia, pidiendo dinero en la calle, robando, sin nada que llevarme a la boca en días. Me intento poner, porque es imposible pensar en dicha situación si nunca la has vivido. No seamos hipócritas. Y yo el primero. ¡Cómo vivo bien, ¿Qué me importa el resto?!

Los llamados ricos tenemos que agradecer y devolver a los países llamados pobres por su generosidad, por su dar sin esperar nada a cambio, por siempre querer agradarnos sin nada en la contrapartida. Somos una sociedad negada al agradecimiento. Sólo esperamos recibir sin nunca dar.

No puedo creer en el karma en su definición integra de la palabra ya que no podemos decir que las personas que no tienen un techo, que viven en países sin recursos económicos, se merecen estar donde están. Si lo hiciéramos, seríamos unos seres crueles y sin corazón.

Hemos nacido y tenemos la gran suerte de vivir en un país que gracias al trabajo y a la colaboración de sus ciudadanos, disponemos de una educación pública de calidad, una sanidad que muchos países de Occidente quisieran.
 
Nos queda mucho trabajo por hacer. El tema de la igualdad de derechos laborales entre hombres y mujeres. La equiparación salarial en puestos idénticos para ambos sexos. Soy consciente de que el mundo empresarial debe darse cuenta de que la diferencia entre hombres y mujeres en cuanto al salario debe ser inexistente.
 
Por supuesto que no somos iguales, hombres y mujeres. Como yo, como hombre, no soy igual que mi vecino, mi amigo o mi padre. Somos diferentes, pero en aras de una sociedad justa, debemos encaminar nuestras voces hacia la igualdad de salarios en un mismo puesto de trabajo.
 
Debemos actuar como seres sociales, ser íntegros, y pensar que evolucionar hacia un futuro mejor es posible, pero siempre hombres y mujeres de la mano. Mas si cabe, ante la cercanía del Día Internacional de la Mujer Trabajadora. No deberán existir estos días en un mañana porque habremos sido capaz de lograr alcanzar un gran acuerdo en lo laboral y en lo social para que las mujeres COBREN LO MISMO que los hombres en idénticas situaciones laborales.
 
No soy partidario de portavozas, ni de palabras sin fondo, sino de actuar desde el trabajo, desde la implicación en la sociedad, y sobre todo, desde el apoyo continuo para que la igualdad sea un hecho en un futuro próximo.

Gracias.