jueves, 28 de marzo de 2019

Contención y relatividad

No puedo mas que empezar este blog pidiéndoos disculpas de verdad. Soy una persona muy comprometida en lo que hago, pero si por temas varios que no pretendo aburrir a nadie no puedo escribir, continuaré en cuanto pueda como ahora mismo.
 
Siempre pretendo escribir al menos una vez por semana, pero no me es posible. Pero cuando escribo quiero hacerlo con ganas y no porque me lo marque un calendario. Prefiero artículos de calidad y pocos, que muchos y sin contenido que aportar.
 
Las preferencias en la vida cambian, así como la importancia que otorgues a las cosas. No restamos días en la semana, sino que sumamos días de enseñanza, de madurez y de crecimiento personal. No estamos solos en la vida y por ello no podemos ser lenguas de trapo que andan a sus anchas sin ton ni son.
 
¿No pensáis que si dijéramos todo lo que pensamos, no nos hablaríamos con nadie? La contención es vital en las relaciones personales. No con ello estás siendo ni hipócrita ni falso contigo mismo. Pero debemos ser dueños de nuestro propio silencio. Así como del silencio de aquellas personas que nos garantizan el suyo.
 
Cuando la contención termina, la amistad va de la mano. No por no hablar todo lo que quiera, voy a ser menos amigo tuyo, o te voy a querer menos. No por no darte la razón cuando no la tienes, o pienso que no la dispones, voy a ser un fantasma que te la regale. No quiero contener ira con nadie que quiero. Pero todos merecemos un respeto, una palabra y un gesto. Siempre hablando en términos de amistad no nos podemos permitir todo.
 
Los momentos de paréntesis, en cualquier relación sirven para darte cuenta de qué camino es el mejor. Para ser consciente cuan importante es esa persona para tí. Cuando te encuentras con un amigo después de mucho tiempo, en mi opinión y sin relatividades de por medio, el comportamiento entre ambos debe ser el mismo. Vivimos en un mundo muy acelerado, y cada vez vemos menos a nuestros padres, amigos, familia. No es por no quererlo. Pero todos tenemos un trabajo, unas obligaciones, unos horarios. Por ello cuando te reúnes con ellos, lo importante es alimentar la amistad, preservar esos momentos, que aun siendo pocos, son valiosos y alimento vital para la persona. (Está mal decirlo, pero lo acabo de releer, y me ha quedado perfecto).
 
Nunca he creído que echar en cara palabras sea el mejor efecto. Ni muchísimo menos. Menosprecia a quien lo hace. Debemos relativizar e intentar entender la vida de las personas, todas ellas son diferentes. No pretendamos cambiar a nadie. Admitámoslo si realmente lo apreciamos. De todas sabemos que en la vida no hay muchas personas que queramos. Yo soy de los que prefiero tener a pocas personas a mi lado pero que estén cuando las necesito. Al igual que yo estar cuando me lo pidan. O cuando no. Hay veces que las palabras no comunican, pero los gestos gritan.
 
Acepta lo que tienes. Lo que tienes al lado. No intentes cambiar a tu pareja. Modificas actos, rutinas, pero todos tenemos un ADN. El lobo siempre será lobo. Pero a veces en la selva, se esconden entre los corderos. Aunque tarde o temprano salen al sol.
 
Alimenta tu vida, pero no hagas a nadie imprescindible en ella. Ni los amigos, ni los amores duran por siempre. Estarán pero no durarán. Pensamos que merecemos la eternidad en el trabajo, en la vida en pareja, en la amistad. Pensamos en el inmovilismo como arma, pero en la realidad no es así.
 
Si no caes, no sabes lo que es amar otra vez. Si no discutes, no sabes lo que son las reconciliaciones. Si no cambias de trabajo, no sabes lo que es prosperar, o madurar laboralmente. Si intentar atraer la perfección, estarás tomando el peor camino, porque en la equivocación encontrarás tu respuesta. Nunca vas a tener la verdad absoluta. No pretendas movilizarlo a tu antojo. Y ante todo sé fiel a ti. Sin preocuparte el resto. Porque de ahí saldrá la respuesta a tus preguntas.
 
No esperaba un artículo así pero despidiendo mis 31 años para comenzar mañana otra etapa, requería de una intensidad mas alta que la esperada.
 
Muchas gracias.
 

viernes, 8 de marzo de 2019

miércoles, 6 de marzo de 2019

Querer ser mujer

 
 
 
 
 
El deseo de volver a ser libre.
Salir a la calle sin ataduras, sin que nadie me mire de manera intimidatoria al pasar.
Poder salir sin maquillar y en ropa cómoda sin ser juzgada.
Pensar en sentarme en el sofá y ver mi programa favorito mientras la comida está hecha y los niños jugando.
Recrearme en la cama, haciendo lo que quiera, sin pensar en las tareas de casa.
Quitarme los tacones en una boda y seguir abrazando a mis amigos/as.
Cenar fuera y no pensar en recoger la colada.
Salir de trabajar y poder tomarme unas cervezas. Todo, sin ser juzgada.
Volver a casa por la noche y no tener que mirar atrás.
Sentirme segura en mi ciudad.
Poder emborracharme sin miedo a ser agredida.
Poder vestir como quiera.
Poder hablar a quien quiera, sea hombre o mujer.
Sin sentirme juzgada. Reír sin dar explicaciones.
Vestir como yo decida.
Elegir, decidir. Presidir. Mandar, ser única.
Querer ganar lo mismo que cualquier trabajador de mi misma categoría profesional.
Poder aspirar, ambicionar sin ser analizada ni vapuleada.
Querer votar en mi país, poder andar por la calle sola.
No ser mutilada, no ser asesinada por adulterio.
El deseo de acceder a la educación al igual que ellos.
Con los mismos derechos y obligaciones.
Querer ser diferente al mundo y poder complementarlo.
Querer firmar, poseer y tener lo que merezco.
Querer ser igual ante la Ley.
Querer respeto por parte de la sociedad.
No por ser mujer, sino por ser persona.