domingo, 12 de noviembre de 2017

El calor del Otoño







La melancolía no es una buena consejera para nadie. Te sientas en el sofá de casa una tarde cualquiera y respiras profundamente. El mundo no es justo con los que fueron honestos. Pero la vida sigue. No por mucho ofrecer vas a recibir mas. La vida no es así. Los corazones fríos ganan la partida aunque parezca deshonesto.

A veces la vida no tiene por que ser justa. Nos han enseñado a hacer las cosas bien, para que todo vaya bien. Para que la vida nos aporte algo mas. Pero en ocasiones no es así. Y sentirse solo no es un sentimiento de flaqueza sino un acto enorme de encontrarte contigo mismo.

El otoño no es largo, pero si el invierno. Es frio y no te permite mas que dejarlo pasar.
Si alguien le preguntara a esa alma dormida sobre su palpitar, seguro que no sabría que su corazón aun puede ofrecer mucho mas, pero ni siquiera lo sabe. No es capaz de amar. Todavía no.
Despertará del letargo, ya caduco, cuando vea algo que quiera tener en su vida. Cuando decida sonreír por si mismo, cuando decida volver a la vida. En cambio ahora no es el momento.
Son las cosas del Primer Mundo. Una mitad vive bien y a otra mitad se queja de verdad.

No sabemos lo que es morir de hambre, aunque todos hemos vivido alguna vez sin saber que palabra comenzará nuestro siguiente verso.

No sabemos si la rutina cambiará. En momentos de hastío, no sabes si algún día verás una luz brillante que te haga cambiar. El tiempo es el mayor juez, pero a veces pone a prueba y ese tiempo es cruel. El letargo al que te obliga no es bueno. No es recomendable.

Sentirse junto al fuego, un café, una letra en piano. Tranquilo, sereno. El mundo retrocede. Se violenta consigo mismo, se avergüenza de cómo es.
El ser humano cada vez es menos entendible. No sabe lo que quiere. Ríe sin razón, y le falta tiempo para llorar. Pero no sabe lo que quiere. Nunca lo ha sabido. Actúa peor que un robot. Piensa que tras la esquina viene el cambio pero en definitiva, la cruel rutina te mira de frente.

La esperanza en un futuro mejor es lo que nos hace luchar cada día. Cada día por un cambio que no vemos. Vivimos en nuestro refugio, sin mas.
Los incomprendidos han dado mas. Han sentido mas. Por eso se sienten solos.

No somos iguales, no pretendamos un mundo mas grande sino un mundo menos malo. Porque los años pasan, y el estar con tu padre con café en mano, o con tu madre en la cocina en casa es algo que no sabemos valorar. Pero hay instantes que no vuelven. Y te das cuenta que el hoy, el ahora es ese instante que debes abrazar y acoger como si fuera el último. Mira a los ojos de quien te quiere. No dejes a quién te quiso, a quien te quiere. No seas como el resto. Estamos para mas en la vida.
No dejes que las cartas den la vuelta. Busca en tu vida, tu propia vida.

Intenta hablar menos, pensar mas. Que los 21 días que necesitas para que algo sea rutina, sean de verdad. Cambia si no quieres seguir así. El tiempo vuelve a reunirse. Pero no llores si es demasiado tarde.

Los momentos no vuelven a repetirse. Intenta olvidar lo que te hizo daño, pero ceja en el empeño por conocer mas, por trabajar menos, por sonreír y por ayudar. Ayudar te hará mas fuerte. Hay personas que se encuentran peor que tú. Igual ahora no lo ves así. Pero es así.

No todo vale con un sueldo y un tejado. Pero lo tienes. Solo tu eres dueño de dar mas pasos y conseguir lo que quieras.