lunes, 18 de noviembre de 2013

¡Qué difícil es ser feliz!



Buenísimas tardes a todos/as.

En un día gris de Noviembre.

Y porque no queremos volver al pasado sino ver nuestro presente como la única manera de aprender, y de servir de ayuda para tu entorno. Para aquellas personas que lo necesitan de verdad. Porque no necesitamos sentirnos queridos continuamente, sino sentirnos queridos de verdad y de corazón.

Personalmente, y mas aún cuando finalicé mi etapa universitaria, y comencé a trabajar, cuando comencé a notar un cambio sorprendente en mi vida. No se puede explicar con palabras, pero me daba cuenta y era consciente de la problemática de la vida. De los contras que hacían que el camino fuese difícil.

Comportamientos de personas actuaban de diferente forma sobre la manera de ver la vida. Maduramos y crecemos sin ser capaces de comprender que los momentos que vivimos no se van a volver a repetir. No somos capaces de analizar y de evaluarnos. Somos simples robots sin lágrimas ni sonrisas, que andan por el Mundo sin rumbo.

Trabajamos, comemos, dormimos, pero no profundizamos en las relaciones personales. No profundizamos en las relaciones sociales, sino que asumimos un rol neutral por el cual el filtro de la negatividad se estanca en pro de una mayor vulnerabilidad personal.

Me pongo a pensar en la gente que me rodea, y no puedo ser capaz de obligar a nadie a hacer nada. Creo que la amistad es algo que no debe imponerse. Tú ayudas y punto. Pero no mires a quién no lo hace. No lo hace y punto. Debes transmitir tu interior a las personas que realmente importan. Que realmente te importan.

Y ni siquiera los amigos de siempre se ponen a pensar en ello. Hay momentos y cambios en la vida que posibilitan una soledad no buscada, pero en tu vida tienes las herramientas suficientes para que esa soledad no buscada, se convierta en una soledad elegida. Porque también necesitamos momentos de soledad.

Agradecido a la vida de amistades de verdad. Y también de compañeros/as de baile. Simplemente para que no te caigas por las escaleras de la discoteca. No hay mas que pedir. No tiene mas sentido. No me acuerdo con quien hablaba, de hecho me imagino quien es la persona que me comentó hace pocos días, que ella lo daba todo por su gente, por su familia, por el que fue su novio, por su entorno mas cercano, y que cada vez veía que el mundo se había convertido en un núcleo egoista que le apartaba de sus planes.

Siempre se acordaba de los cumpleaños, de las fechas importantes, acompañaba en los momentos de verdad, estaba a tu lado, pero fue consciente de que no recibia un cariño y un apoyo que ansiaba. Pedía y no recibia. Gritaba a los cuatro vientos un hombro en el que llorar, y no obtuvo respuesta.

¡Cuánto me acuerdo de tus palabras ahora amiga!

Cuánto me inspira a la hora de saber a quiénes tengo a mi lado, y de verdad, soy consciente de la frase que marcó un antes y un después en mi forma de pensar. "No esperes nada de nadie". Jamás se me olvidará. La pienso y la medito, y aun dudando de su veracidad, cada vez toma sentido en las actuaciones de la gente. Lo das todo, pero no recibes nada a cambio. Pero lo das porque quieres.

Cuánto tiempo ha pasado desde la foto que presenta el post de hoy, y cuánto hemos cambiado. Pero por lo menos, nos reconocemos, y sabemos que jamás se será tan feliz como lo fue aquel niño. Porque en momentos, te pones a pensar sobre cuan difícil es ser feliz hoy en día.

(Aclarando que los posts que escribo cada día mezclan vivencias personales con vivencias de terceros que me ayudan a escribir cada día artículos de verdad y sentimiento).

Feliz Lunes de Noviembre.

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