domingo, 3 de marzo de 2013

¡Y llegó mi turno!




¿Por qué mantenemos las formas?

¿Por qué intentamos dialogar ante personas que no dialogan?

¿Por qué no hablamos de una vez por todas cara a cara?

¿Por qué no nos atrevemos a alzar nuestra bandera de la honestidad y hablar claros de una vez?

¿Por qué tratamos a unas personas de diferente forma que a otras?

¿Por qué hablamos, criticamos, y somos unos auténticos hipócritas?

¿Por qué no intentamos pensar en nuestra realidad, y entonces, hablar, actuar?

¿Por qué nos creémos imprescindibles?

¿Por qué no hablamos o decimos a la cara lo que sentimos, lo que pensamos?

¿Por qué dejamos que el tiempo solucione, cuando la solución la tenemos nosotros?


Llegó mi turno. El turno de la verdad, de mi verdad, de la hora de hacer justicia, y de que los errores de terceros, sean pagados por terceros. No podemos pagar los errores de otros. Somos humanos, pero somos personas con corazón y con sentimientos. No toleraré una falta de respeto ni un grito, como no me lo permito a mí mismo.

No seré yo quién eleve el cartel del pacifismo, ni del respeto universal. Confieso, no existe. No entiendas malentendidos, pero tampoco mal entiendas palabras que no tienen significancia. No creo que el destino sea caprichoso. Creo que los caprichosos y caprichosas somos nosotros/as. Das una de cal y otra de arena. Imágen de tu realidad.

No soportaré la mentira, el ejercicio voluntario de hacer a personas que quieres, a personas que se cruzan en tu vida, no las merecen, ni las mereces. Sufriste en tu vida. Viviste una auténtica amargura, pero llegó el momento en el que se recompense dicho daño y dolor causado.

Ni entiendes, ni entenderás las faltas de respeto porque tú no las materializas. Eres humano, y cometes errores, pero jamás harás daño por hacerlo. No fuiste educado de esa manera. No como otros y otras.

Naciste en el núcleo de la honestidad, de la realidad, de la lealtad, y del respeto. No forma parte de tí la mentira, el insulto ó la falta de respeto. Forma parte de tí la verdad, y la educación. Tan fácil y complejo a la vez.

Comprendes las faltas de tono, en ocasiones, porque repito, somos humanos, y podemos cometer errores. Pero no llegas a comprender los abusos de autoridad y de superioridad, que serán devueltos con la misma moneda. Jamás creas que tus actos quedarán en el olvido. Las personas perdonamos, pero no olvidamos. Nunca.

Valgo mas por lo que callo, que por lo que hablo. Es la esencia de nuestras vidas. Saber que la educación, y el saber estar priman por el hacer daño por el hacer daño. Repito, somos humanos. No entendías las ausencias, no entendias las enemistades, pero ahora comprendes, que los que una vez te dieron la espalda, te conocieron y vieron como eras. Comprendieron que el conocimiento de una persona no se limita al tiempo de un reloj, sino al tiempo de una vida.

Al final con tu vida, se hizo justicia. Quizás no era la justicia que esperabas. Pero tampoco vas a creer que la vida es de color de rosa. Hay veces que ganas, otras que pierdes. Y sí, aquí estamos para ayudarnos, para hablar, para escucharnos. No somos simples elementos decorativos. Somos personas.

Ni las palabras hacen daño, ni los puños hacen sangrar. Dependen de quiénes vengan. Sé inteligente, y piensa que muchas veces te pondrán a prueba, pero no caigas en las trampas de  los mediocres y los necios. Sigue tu camino, y al final serás recompensado. Por justicia mas que nada.

Una lección que te servirá de por vida. Vive, camina, no traiciones, no mientas, ayuda, y tiende la mano, pero siempre estaté alerta, porque no todos/as son como tú. Pero piensa que "a cada cerdo le llega su San Martín" (dicho local).

Espero que mis reflexiones de Domingo os haya hecho recapacitar a mas de uno/a.

Feliz semana, y vive como quieras.




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