viernes, 22 de marzo de 2013

Querido L.B.




Muy buenos días,
por respeto mas que nada.
Mis padres me educaron para ser un hombre honesto,
un hombre respetable, serio y trabajador.

Me dirijo a Usted,
me dirijo a su conciencia,
y por último, me dirijo a su moral.

¿Cómo se puede tener la poca vergüenza
de negarse a declarar?
¿Cómo se puede creer una víctima?
¿Cómo puede pedir una indemnización?
Sinvergüenza.

No tengo palabras hoy en día,
para describir lo que pienso de Usted,
y sobre todas las personas, relacionadas,
o no, con el mundo de la política,
que de una manera u otra,
han robado dinero público.

No teneís camino por recorrer,
si os dejasen en la calle.

Y no es una amenaza,
porque no os seguiría la sociedad,
harta de vuestras actividades ilícitas,
sino perseguidos por vuestra conciencia,
ya inexistente.

Además pide una indemnización millonaria,
se cree víctima del sistema político actual,
y añade que Usted no ha cometido delito alguno.

Es que no tiene vergüenza.
Es capaz de vender a su madre,
por un puñado de billletes.
De billetes de 500, claro está.

Usted no se anda con "chiquitas",
si se roba, se roba a lo grande.
Claro está.

No voy a perder el tiempo en escribirle,
ya le he dicho lo que quería.
Sigue así, y verá como su futuro,
se convierte en una pesadilla real.

Me despido con un cordial,
¿qué cordial?.
Me despido y punto.




Y a vosotros/as, desearos un feliz fin de semana.

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