miércoles, 5 de marzo de 2014

Ucrania y la antidemocracia

 


Muy buenas noches a todos/as.

Ucrania y su estado antidemocrático.

Los acontecimientos en Ucrania han venido a demostrar dos cosas: la primera es que los euroescépticos que lo podemos ser a la fuerza tenemos motivos más que de sobra para continuar siéndolo, vista la actitud de la UE ante un gobierno surgido de una votación parlamentaria en la que faltaba la mitad de la Rada y custodiada por poco menos que matones en la puerta, curiosamente afines al partido que se ha hecho con el poder. 

Hubo una lógica y una dinámica prerevolucionaria en Ucrania, pero se la han robado al pueblo en sus propias narices para utilizarla a favor de los que una buena parte de los presentes en el Maidan rechazan: el partido Batkivshchyna. 

Y no, pese a lo que diga Marhuenda, el ABC o cualquiera de los palmeros y voceros de lo que nos ronda por aquí, Batkivshchyna no es equivalente a los manifestantes de la Plaza de la Independencia. Es una parte, una minoría, pero quizá la única minoría con medios para responder cuando Yanukóvich se creyó capaz de controlar la situación a golpe y disparo. 

Las elecciones se han fijado en Mayo; no entiendo muy bien por qué en dos meses, aunque si miramos en nuestra propia casa, no puedo evitar pensar que es para que al nuevo gobierno de Kiev le dé tiempo a vender el país a trozos y a endeudarlo hasta las cejas con nuestros nuevos viejos amigos: la troika y el FMI. Una historia que resulta familiar. Al Sur ya no pueden exprimirlo más, y me temo que han puesto el punto de mira en el Este. España estás salvada.

Desde luego no seré yo quién defienda a Putin, y cualquiera que me conozca sabe que me parece uno de los gobernantes más esperpénticos que Rusia ha tenido la desgracia de padecer y que su historial de asuntos internos demuestra que no es lo que personalmente llamaría un demócrata de toda la vidaal igual que no se lo llamó a muchos de los que padecemos por estas latitudes. 

Lo que quiero remarcar es que es el mismo perro con otro collar. Europa y Estados Unidos están, como Frank Zappa, en esto por la pasta. Rusia también. No tenía intereses geopolíticos en Libia ni los tiene en Siria, pero en Ucrania sí, y bastantes. El caso, como siempre es lo que queda en medio.

Por consiguiente, lo más triste es la conclusión: parece ser que cuando los ricos hablan de sus cosas los pobres tienen que callarse, porque nadie les va a escuchar. El pueblo ucraniano, el que resistió en el Maidan, han visto su revolución robada por los políticos contra los que buena parte  de los manifestantes protestaban. 

Yanukovich y su régimen de oligarcas y corruptos ha sido sustituido, de manera ilegítima para más cachondeo, por el partido de Timoshenko, a la que el Parlamento sacó de la cárcel por votación para que se pasara por allí. Curiosamente estaba en la cárcel por corrupción. Ha renunciado a colocarse al frente del país, y el puesto ha recaído en Turchínov, político y homófobo pastor bautista muy próximo a ella. Por establecer un símil, es como si el 15M diera lugar a un Gobierno del PSOE o del PP, y además ilegítimo.

Mientras escribo estas líneas, el FMI se ha plantado en Kiev a ofrecer 35.000 millones de euros, que estiman sus técnicos, para reactivar la economía. Sin embargo, los parados, los ucranianos que tienen que pagar 20 euros por una consulta médica, los que están hartos de la corrupción y de oligarquías, los que pasan frío en invierno por los chanchullos de sus gobernantes con el gas, los que aspiran a vivir y no a sobrevivir, siguen y seguirán igual. 

Se han quedado solos. Les han robado la revolución en sus narices y además ahora ya no le importan a nadie: ya es la hora del negocio, y a partir de aquí juegan los mayores. Los peques a callar.

Y los escépticos a la cama.

Buenas noches. 

Por cierto, Putin nominado a Premio Nobel de la Paz 2014. A este paso, Osama Bin Laden será resucitado de entre los muertos para ser investido persona del Siglo. Y lo que nos espera. Para Mundo, que me bajo.

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