martes, 25 de marzo de 2014

España y los prejuicios




Muy buenas noches en un día de reflexión.

Un día en el que se ha despedido a Adolfo Suárez, gran hombre.

Un dia en el que soy consciente que pensando somos capaces de lograr lo que queremos, en conocer a las personas en profundidad, en ahondar en aquellos sentimientos encontrados, y en conocer a muy pocas personas de las que pensamos.

Somos conscientes de que no supone conocer a una persona, el estar mañana, tarde y noche con ella, sino el mirar de frente, preguntar y hacer posible una comunicación no verbal, improbable en personas que no sienten la amistad como tal.

Personas que son capaces de "envenenar" y "manipular", personas que no conocen la palabra compasión, ni mucho menos la palabra tolerancia y perdón. Personas que viven la vida del resto, sin saber que el resto tambien sufre.

Prejuicios que no deben ser tolerados por la sociedad.

No somos capaces de mirar tras los tatuajes, tras la ropa, tras las joyas, tras los coches, simplemente valoramos lo superfluo, lo vanal, lo superficial que evade al ser humano de su propia realidad, Ni siquiera porque se le parezca, creo que debemos interpretar las palabras de aquellas personas que no estrechan la mano ni alargan su brazo para demostrar su cariño.

Aquellas personas que son incapaces de perdonar y de olvidar, simplemente porque olvidando y perdonando somos capaces de continuar en la vida. Porque somos prisioneros de nuestro pasado si realmente queremos serlo. Porque muchas veces es muy dificil perdonar.

Porque con el tiempo somos conscientes de la fuerza con la que contamos. Y nadie es capaz de poder madurar y de crecer en la vida si no es a base de momentos desagradables que quisiera borrar de su mente, y pensar en un futuro mejor.

Somos incapaces de olvidar. Somos demasiado teatreros y orgullosos como para poder ver tras el mural que esconde cada persona. Porque la vida es muy corta como para desaprovecharla, y mas aun cuando existen personas que merecen la pena.

No entiendo ni entenderé en la vida la maldad, ni el insulto, ni el cotilleo, ni las informalidades mentales que hacen que el ser humano se convierta en el peor enemigo para el propio ser humano. Porque somos humanos, pero a veces parecemos mas animales que los propios.

No voy a engañar a nadie, porque sino me engañaria a mi mismo, porque yo también he criticado, y he cotilleado. Lo reconozco. Pero también he de decir que por encima de ello, soy buena persona, y no lo he hecho por hacer daño a nadie. Nunca he querido hacer mal a nadie. Nunca. Aunque inconscientemente seguramente lo haya hecho.

He tenido que sufrir en mis propias carnes el insulto, la envidia y la maldad de personas que se hacen llamar como tal, y no les llegan a la suela de los zapatos a muchos pobres animales. Porque los animales, son animales, y muchas veces nos ofrecen lecciones que los humanos somos incapaces de imitar o reconocer.

A una amiga le gustará lo que estoy escribiendo. (Ana va por tí, te lo mereces, aun en la distancia, me acuerdo siempre de tí y de aquellas personas con las que mantengo menos contacto por circunstancias de la vida, pero no me olvido nunca). La vida es así, pero ni siquiera necesitamos el contacto continuo para seguir queriendo a alguien. Mónica, Niria y Charli, Andrea, Amaia, Noe, Irene e Imer y muchas personas que aun estando lejos, están muy cerca.

Personas que se encuentran en mi pensamiento siempre, por muy agitada que la vida sea para uno mismo, pero todo son fases que debemos pasar y reconocer el logro en cada una de ellas.

Porque aun conociendo etapas en la vida que podría y quisiera olvidar, no quiero, porque forman parte de mi pasado, para entender mi presente, y para encaminarme a un futuro prometedor. Porque ya era hora de que la vida comenzase a cambiar. Y porque aun dejando a personas por el camino, ellas nunca serán olvidadas.

Porque la vida es un aprendizaje continuo.

Porque la vida puede resultar maravillosa.

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