sábado, 30 de mayo de 2015

¡Cómo canalizar el estrés!




Muy buenas noches a todos/as.

Tras una semana intensa de trabajo para no perder la costumbre, y antes de irme a la cama a menos de 15 minutos para que den las 12 de la noche, quiero hablaros sobre el estrés, la ansiedad, y su gestión. Quizá no logre explicarlo como un profesional, pero voy a contaros mi experiencia personal para poder lograr que cada día sea mas fácil, mas llevadero.

Todos los trabajos son diferentes y cada persona asumimos un rol distinto. En todos los trabajos existe la persona implicada, que ocupa mas horas que las establecidas, que se entrega en cada proyecto, y que no es consciente del paso del tiempo. No piensa mas que en sacar de la mejor manera posible su trabajo. Su labor diaria. Y hasta que no termina, no para.

También tenemos al compañero que realiza su trabajo en óptimas condiciones, cumple con lo establecido en cuanto a objetivos y fines propuestos por la dirección, pero que lo cumple, trabaja las 8 horas, y punto. Sale del "curro" y se olvida. Desconecta totalmente.

Y para finalizar, y a grandes rasgos tenemos al compañero que no para de mirar el reloj para llegar a la hora del almuerzo, intenta alargar las tareas que tiene durante el día, y se escaquea de otros proyectos que le incumben, pero en el que no se siente realizado. No logra que el trabajo le entusiasme, le llene, le complete.

No sé si por educación, porque he nacido en un ambiente donde el trabajo, la disciplina y el buen hacer eran las protagonistas, pero me identifico con la primera opción. Me identifico con aquel trabajador que no piensa en el reloj, al que le entusiasma su trabajo, cumplir con cada objetivo que le propongan, y sentirse satisfecho en cada momento con lo que hace. Soy una persona que no piensa mas que en el trabajo cuando está en él, aunque también peco de pensar cuando estoy fuera de mi puesto. Estoy aprendiendo a olvidarme del mundo laboral cuando estoy en otra faceta en mi vida. Ya sea en la faceta de hijo, sobrino, primo o amigo, pero no es tarea sencilla.

Apasionado de mi trabajo, y cada día con mas responsabilidades, asumo mi rol de una manera muy exigente en la que en ocasiones el estrés y la ansiedad se adueñan de mi cuerpo y de mi mente, y no me dejan dormir,e incluso me apetece comer mas. (podría ocurrirme lo contrario, pero NO, ¡mala suerte!). Intento gestionarlo cada día para lograr un cierto equilibrio entre mi vida profesional y mi vida personal, pero repito, no es tarea sencilla.

Saberse valorado es un ingrediente premium que te hace implicarte cada día mas, pero se necesitan también ciertas dosis de ánimo propio, en el que te toque pensar en tí mismo. Buscarte y encontrarte, e intentar hacer una vida paralela al trabajo. ¿se puede lograr dicho equilibrio?. La respuesta es Sí. Y a continuación os comentaré como lo hago yo desde que llevo inmerso en el exigente mercado laboral.

Cuando era consciente de que mi vida era trabajo, trabajo y trabajo, pensé y repensé sobre las alternativas para que el estrés, y la otra maravillosa vida que llevaba fuera de mi puesto, fuesen subsanadas, eliminando o restando una, para lograr la segunda.

Sabia que trabajar mas de 10 horas diarias no eran beneficiosas para mi organismo, no eran rentables para mi estado físico, y podrían ocasionar otros problemas mas serios en mí. Por lo que decidí plantear una tabla de tareas ordenadas por importancia en lo que a lo laboral se refería para intentar despejar mi mente, y ser mas practico en mi trabajo. Un trabajo maravilloso pero con responsabilidades adjuntas de las que depende toda la compañía.

Pensé en mi antes que en la empresa, una tarea nada fácil para una persona que no era capaz de dejar de pensar en los proyectos que debía sacar adelante, y lograr con ello, una mayor funcionalidad, y rentabilidad de su tiempo, y de su estado psíquico. Porque tendréis que darme la razón en que tenemos que estar mentalmente convencidos de lo que hacemos, para lograr el objetivo de sanear nuestra vida a través de pequeños tips modificativos.

Comencé con cumplir con mi horario, aun invirtiendo mas horas que las establecidas en mi timing. Pero lo que hacía es dejar terminados los trabajos mas importantes y necesarios para el correcto funcionamiento de la empresa, e intentar organizar el resto para un intervalo de horas en las que fuese capaz de llegar a los objetivos que me marcaba a mi mismo.

También intente compatibilizar mi vida profesional con mi vida personal. Ambas, en equilibrio, son necesarias para el ser humano. Quería hacer mas vida social, estar en compañía de mi familia y de mis amigos, sin olvidar otras rutinas que me acompañaban anteriormente. Comencé a hacer mas deporte. Andar o correr por el barrio en el que vivo. Solo o acompañado. Hacer vida social, quedar con amigos/as, rodearme de mi familia de la que nunca me despego. Soy muy familiar y los necesito de la misma forma en la que ellos me necesitan. Somos una piña. Mis padres, mis tíos, mis primos, todos ellos formamos un auténtico clan, una gran familia. Por ello quería seguir valorando los momentos que pasaba con ellos.

Además del deporte y de conciliar las relaciones sociales, también necesitaba rodearme de mis amistades para pasar un buen rato. Tomar un café, una cerveza, e incluso un refrigerio mas potente, en una tarde noche de amigos. Momentos que te ayudan a despejarte y a compartir tus impresiones con otras personas en la que nos ayudamos mutuamente. Muy recomendable.

Unido a la adquisición de mi nueva casa, he de deciros que ya terminada en su totalidad, mi gestión del estrés y de la ansiedad se hacía cada vez mas complicada, pero dejaba para los fines de semana, y para la salida del trabajo, las tareas de comprar muebles, encargar cocina y baño, adquirir los productos básicos para un hogar, y todo aquello que acarrea disponer de una casa propia.

Parece que me estoy sincerando, pero es que soy así. Al comprarme una casa, comienzo una obligación financiera que durará unos años, en los que mi única relación sería será con el banco en el que he firmado la hipoteca. Una hipoteca fruto de mi trabajo, y en la que de forma autónoma y sin ayuda externa, estoy siendo capaz de mantener, y de continuar con cada uno de los pagos obligatorios de una vivienda. Respeto aun no compartiendo su forma de actuar, a las personas que endeudan, o "tiran" de los ahorros de padres, abuelos o tios para poder hacer su sueño realidad. Si eres capaz de comprarlo, y es tu decisión final, tienes que acarrear con las consecuencias que conlleva una vida independiente plena. Sin olvidar que siempre tu trabajo, y tu actitud hacia la vida, son los que pagan tu crédito mensual, y hacen ver que eres capaz de vivir de forma autónoma, sin deber ni depender de nadie. Por ello, ¡ánimo a todos aquellos que se arriesgan y adquieren una vivienda ya sea de manera independiente o en pareja! Porque podemos con todo.

Y porque de esta forma somos capaces de valorar de una forma exponencial lo que conseguimos con nuestro trabajo sin ayudas externas. Aunque quien acepte recibirlas, en su derecho está. Pero mi manera de actuar en la vida es diferente, y de esta forma he sido educado.

Asi que con este gran artículo que da la bienvenida al fin de semana, último de Mayo, me despido, y me voy a la cama a descansar sin alarmas, ni timings pendientes, sino con la única mira puesta en mi tranquilidad y relajación mental y psíquica. Lo necesito.

Feliz noche de Viernes.

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