jueves, 19 de abril de 2018

¡Hay mucho idiota suelto!




Y no me quiero meter con los que son idiotas de formación profesional. Los que han nacido de cuna, y los que son mas redichos que el Papa. Que cualquier Papa, menos el actual. Para algo que digo bueno. No os metáis con Francisco que para una cosa que voy a decir buena en este artículo ... Chitón.
 
Mas que nada porque hoy tengo ganas de vomitar mi bilis dialéctica entre tanto algodón de azúcar. Algodón de azúcar me refiero a mi blog. Blanco y decoroso. También pensarán las mentes calientes que me han robado el blog, y van a empezar a salir los trapos sucios de propios y extraños, pero no. Yo no soy de esos. A veces el ir de frente te otorga una visión de la vida mas dura, fría y poco vanal. Tampoco quiero ser una cara cuando te hablo y otra cuando te doy la espalda. Pero de todo y de todos se aprende. A veces hasta demasiado. Pero tiempo al tiempo. Hoy soleado.
 
Cuando digo que anda mucho idiota suelto, me refiero a la hipocresía generalizada en estos tiempos en la sociedad, humana o animal. Porque yo tengo el convencimiento de que en realidad los humanos se están animalizando o como se diga, a pasos agigantados.
 
No juego con la ironía, porque cuando lo hago, alguien sale herido, y en este post, el objetivo principal que busco es tocar la moral, y transgredir un cierto código ético que llevo soportando en mi vida y en el blog.
 
Una cierta conducta que me funciona porque siempre nos debemos a una corrección, pero que en otras ocasiones, echamos en falta una cara B que mostrar contraria a la que el mundo conoce. En cierta medida, todos somos falsos porque no nos comportamos de igual manera con todo el mundo. Y hoy te despiertas con el no como soporte y mañana eres mas blanco y algodonero que un anuncio de perfumes Nenuco. Que por cierto. Creo que ni existen. me da igual.  A lo que voy. El salseo, el mejunje (o como se escriba) de la cuestión.
 
A ver como puedo definir yo la gilipollez humana. ¿Me lo queréis explicar? ¿a qué punto llego con aquellas personas que en realidad se merecen una guantá (utilizando jerga andaluza que todo lo suaviza), por palabras y comportamientos mas cercanos al rinoceronte que al propio ser humano?
 
Es triste pensar que estamos llevando a cabo la autodestrucción del ser humano por temas recurrentes, redichos y aburridos, y no somos conscientes que vacilando por la vida, obviamos lo fundamental. Se supone que nos encontramos en un Estado de Bienestar. Se supone. Se cree, aunque cada vez menos, que vivimos en democracia. Una democracia que demoniza al ser humano hasta el punto de hacerlo irracional. Hasta tonto del bote.
 
En una escala del 1 al 10, considero a la persona en su definición mas rancia de la palabra, considero o mejor valoro, con un 2 en conducta, un 3 en saber estar, y un 8 en hipocresía, completando con un 9 en querer agradar al tercero. Tampoco me leáis con mucha profundidad, porque debo repasarlo. Continuo. Si en una sociedad en la que presumiblemente no te falta de nada, porque no te falta de nada. Véase tu entorno. No hablo de dramas ajenos que todos disponemos. En un panorama, repito, en el que dispones en lo sentimental y menos importante, en lo material, de absolutamente todo, (recordemos que mi madre jugaba de pequeña con una caja de zapatos), somos la generación mas tontorrevolucionaria que ha existido en la historia. Sacamos pancartas, nos pintamos la cara, echamos cuatro gritos y ya lo hemos hecho todo. Pensiones dignas, pleno empleo, cumplimiento del déficit, sanidad y educación como ejemplo en España, paridad, cero acoso escolar, justicia justa en todos los casos habidos y por haber, desaparición de la corrupción, y mas casos en los que sacamos el alma, pero por tiempo limitado.
 
Nos pensamos magos del futuro, y por el simple hecho de hacer cuatro pingadas, vamos a conseguir como si de un genio de la lámpara se tratara, un mundo mejor. Pues no señoritos y señoritas. Porque esa es otra. La paridad superficial nos está convirtiendo en idiotas de diccionario. Fijaos que hasta los pseudo políticos que nos gobiernan con sus miembras y portavozas como bastiones de orden y mando, se unen al postureo de la bonita palabra cambiando el genero, pero siguiendo con la misma postura anti ciudadana, y en pro de mi apoltronamiento en el sillón del Congreso.
 
Somos demasiado ignorantes en pensar que un político va a ser el que cambie y/ó mejore la vida del ciudadano. Mas que nada porque el objetivo último del político de hoy en día es mirar por el bien de sus convecinos. Es una farsa. La política desde que se creó como puesto de trabajo, es una manera de hablar sin sentido, criticar al contrario y dejarlo todo en agua de borrajas. Pero nosotros como becerros nos posicionamos en nuestros colores partidistas para dar nuestra opinión de todo.
 
¡Porque esa es otra! Sabemos de absolutamente todo. Somos diccionarios abiertos de ignorancia y palabras sin sentido. Somos mas burros que los propios. Leemos cuatro frases de un periódico y ya nos creemos Fernando Savater. O incluso Pedro J. No cito a mas, porque no quiero que los cuatro de siempre, me tachen de facha sin conocerme. Porque si estamos por abrir melones, puedo abrir uno sin problema. El concepto de la ideología, de lo que eres y de lo que no. De como visto, de a quien voto, de por quien me manifiesto. De por qué voto al partido cannabico y no al partido comunista. De por qué cito a tal persona.
 
Buscamos siempre cinco mil pies al gato, y nos quedamos en la base. No somos capaces de discutir, porque imponemos. Queremos ser los pequeños dictadores en un debate. No compartimos conocimiento sino crueles ataques. Es triste poner el telediario y saber que de sus 45 minutos de emisión, 44 son asesinatos, guerras, conflictos, y terribles imágenes que hacen al espectador crearse un perfil bajo, negativo y burdo para seguir con sus quehaceres.
 
No os quiero aburrir porque de esta manera no me va a leer ni Dios. Y respeto le tengo. Quiero seguir, pero obviamente, hay que trabajar, vivir, comer y disfrutar lo poco que nos quede de vitalidad animal.
 
Ale, en paz, y a beberse la vida.
 
(si soy yo, Jesús Mª)
 
 


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