viernes, 30 de enero de 2015

Prejuicios, esa mísera palabra



Muy buenas tardes a todos/as y feliz fin de semana. Comenzando el mes de Febrero, y próximos al tercer aniversario del blog en uno de sus mejores momentos. Menos posts pero con la misma calidad e intensidad que siempre. Calidad versus cantidad.

Un Viernes que me ha dado que pensar sobre un grave lastre que pesa a nuestra sociedad. Un lastre que me enorgullezco no poseer. No lo poseo no por "hacerme el chulito e ir de enrollado", sino porque en ocasiones en mi vida he sido victima de los prejuicios.

Creo que la libertad de expresión choca contra "el decir lo que quiero y cuando quiero". No entiendo dicha dicotomia. No parecen las mismas, ni siquiera lo son. Una persona puede hablar de cualquier tema con respeto, siempre atendiendo al público al que se dirige. Pero no podemos decir todo lo que pensamos. Sino pensar lo que decimos. Es mi pilar fundamental en la vida.

Sinceramente, sería una guerra sin fín, decir todos lo que pensamos de todos. Abrirnos de una manera que no es necesaria, y que a su vez es sana para la sociedad en su conjunto. Si nosotros tenemos prejuicios con el resto, nos definimos nosotros mismos. Retrógrados y nada abiertos a la sociedad del siglo XXI. Aunque nuestra sociedad lo siga siendo. Es una pena, pero es verdad.

No me parece normal criticar la vida de nadie, hablar sin razón, e inmiscuirnos en la convivencia de las personas. Cada uno hacemos lo que queremos y no tenemos que imponer lo que pensamos a la vida del resto. Como digo, y repito por si alguien no se entera: cada uno hacemos lo que queremos y cuando queremos.

Mi caso personal, supongo servirá de ayuda, pero no con ello quiero hacer demagogia ni populismo, aunque pueda servir de ayuda. Porque nada te define según tu compañía. La compañía que elegimos en nuestras vidas es la familia que queremos a nuestro lado. Muchos tenemos suerte de disponer de dos familias, la real y la formada por los amigos de siempre. Pero cada uno/a es libre de decidir con quien quiere pasar sus ratos libres y nadie debe imponer nada.

Supongo que la mayoria de vosotros estaréis de acuerdo conmigo en que pensar que una persona es tal o es cual, por las compañias, por la forma de vestir, de expresarse o de comunicar, es un retroceso en nuestra sociedad. Pero parece que en la actualidad, no podemos hacer nada.

No podemos pedir nada a nadie porque tampoco queremos que nos lo pidan a nosotros/as. Somos como somos. Podemos cambiar, y dicho aprendizaje nos madura y nos hace seguir hacia delante. Pero no podemos crear a la sociedad a nuestra imagen y semejanza. El cambio, la diferencia nos hace ricos en diversidad cultural. Y de ello debemos aprender.

Porque tendremos días difíciles, pero ver lo que has vivido, cómo lo has conseguido, con quien lo has disfrutado, y ante todo, que tienes en tu presente, debe ser la recompensa por tus logros, y también, por los fracasos en la vida.

Por ello, y para finalizar, la vida es una, y no tenemos que cambiar nuestros patrones por "el qué dirán", sino por lo que queremos vivir nosotros en cada momento.

Feliz Viernes de Enero.

D.E.P Amparo Baró, gran mujer y gran activista social.

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