viernes, 17 de agosto de 2018

Ahora sí, ¡criticadme!

La verdad que no sé por donde empezar, porque creo que me habría salido mejor hablar cara a cara, como lo hago en ocasiones en el blog, que escribir lo que igual no se entiende por el enfoque y la entonación.
 
Además creo que al igual que las conversaciones de whatsapp, o la de entre borrachos, faltamos bastante a la verdad, y no enfocamos el mensaje tal y como queremos enviarlo a nuestro destinatario. Pero tengo que escribir hoy porque me apetece y porque creo que estamos llegando a un punto en la sociedad en la que todo vale.
 
Y si todo vale, no nos queda mas remedio que atajarlo con contundencia o dentro de poco me veo en taparrabos y con escopeta por las calles de mi ciudad. Y no lo digo en broma, porque si los políticos son capaces de comerse a cualquiera en la partida del parchís, para estar en la presidencia, no te digo los de la calle, que pensamos que somos héroes y no llegamos a simples villanos.
 
Si queremos ser los protagonistas de nuestra propia novela, tal y como reza la canción, empecemos por preocuparnos de salvarnos a nosotros mismos en un alarde de conciencia social, y ver en nuestro interior, que nos falta (y no hablo de raciocinio), y que nos sobra (mas lengua que otra cosa).
 
Porque somos muy habladores, y en manada actuamos como tal. Porque si un juez no determina que lo que se hizo fue lo que pensamos todos, empecemos a recapacitar como le sentaría al susodicho, la introducción de un pequeño palo por el culo, para empatizar con la sociedad. Y no digo hombres. Si queremos, la sociedad también podemos ser lobos. Sin necesidad de hacer pruebas crueles y mezquinas para que nos acepten en un grupo de analfabetos e indocumentados que sólo lo pasan bien, riéndose y sobrepasándose con las mujeres.
 
Yo no soy de entrar en el debate de machismo y feminismo, porque si queréis que os diga la verdad, me aburre soberanamente. Tanto las feminazis de letrero morado como los machos de pelo en pecho. Y mas que nada, porque si buscamos igualdad, empecemos por casa. Que si, hacedme caso.
 
Conozco muchos casos de personas que salen a la calle a pedir por los derechos de las personas, los perros o las amebas de eucaliptus, y en su casa tienen mas basura que limpiar que la que se tira en Doñana por la noche. Perdone Señor Presidente. Usted veranea en esa zona, y a la rubia también le gusta disfrutar de sus vistas. Pero claro, con dos concesiones, ella lo consigue todo, y usted se vuelve a casa contento como cual universitario aprueba un examen con un 5 punto gracias. Si Señor. Se la han metido doblada. Digo.
 
Pero como estamos de vacaciones, no se nos ocurre otra cosa que echar la culpa al perro y decir que el socialismo sacará a España del aburrimiento con el menor gasto social visto en los últimos años. Ni ZP hizo tanto el ridículo. (No cuenta Venezuela, pero por respeto y porque quiero seguir escribiendo en "libertad" PREFIERO CALLARME LA BOCA).
 
Hablo de la libertad que todo ser humano merece en cualquier punto del Mundo, pero claro, a ver que dice este joven español, que vive como quiere, sobre la represión en África. Por ejemplo. Porque muchas calles son peor que Medellín. Y no me voy lejos de mis paredes. Pero si Señor Presidente, vivimos en libertad. Sobre todo las mujeres. Viven en plena libertad en España. Y a mi no me hace falta que nadie me diga ni documente con imágenes. Lo veo diariamente. Mas que nada porque resulta muy pobre en un país como el nuestro, que un servidor camine por una calle de su ciudad, y se vaya acercando a una joven porque simplemente voy a mayor ritmo, y ella dubitativa, no sepa si ir a la derecha o correr el riesgo de seguir caminando. Lo triste es que yo le diga que no pasa nada. Lo penoso es que por cinco hienas, no seamos capaces de enderezar una situación que la veo sinceramente, cruda. Porque veo mas peligro hoy en dia que hace unos años. Porque cada vez se oye mas. Que se denuncie, se grite. Pero que no dejemos que por cuatro indocumentados, la sociedad viva con miedo al volver a casa, o a pasear por una calle solitaria. Pero claro, y para terminar, prefiero creer en la amabilización de mi ciudad y el juego de calles y carreteras, que en resolver esto de una puta vez.

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