martes, 10 de junio de 2014

La homosexualidad como insulto



Muy buenas tardes a todos/as.

Ni me imaginaria escribir un post como el de hoy, en el dia de hoy, pero la vida es así.

Durante estos días me encuentro de vacaciones en la empresa, y lógicamente estoy aprovechando cada minuto. Hago deporte, voy a la piscina, como con la familia, visito a amigos, descanso, leo, y hago todo lo que la rutina no me permite hacer. Nos debemos al trabajo, y al buen hacer en el mismo.

Pero esto no es el tema de hoy.

Camino mucho, me gusta bastante andar. Sea por mi pueblo, por la ciudad, por el monte, sólo o acompañado, aunque sinceramente prefiero la primera opción. Me pongo los cascos, la música que quiero, y me dejo llevar por mis pies, acompañado de los temas que quiero. Es la mejor manera de desconectar y de hacer deporte de una manera amena, de una manera animada.

No me planteaba escribir este post, como he comentado al principio, porque en definitiva, tenía pensado otro tema, y porque no me habia ocurrido lo que me ha pasado hoy a la tarde cuando caminaba por mi ciudad, Pamplona.

Salía de comer de casa de mis tios, camino a casa, recorrido que aproximadamente puede costar 45 - 50 minutos, cuando a la mitad de camino me he encontrado con un hecho insólito que paso a contaros a continuación.

A la altura de un cambio de sentido, de un giro que tengo que hacer para seguir por mi camino hacia mi casa, bajando unas escaleras, veo a una pareja andar de la mano delante de mí. Normalidad en principio. Mi cansancio muchas veces me hace ahuyentar al Mundo para preocuparme de caminar y de seguir hacia delante. Me gusta mucho comer y necesito hacer ejercicio, cuidarme. Es algo que deberé hacer siempre. Soy tendente a engordar, y también me encanta la buena comida. 

Como os vengo diciendo, caminaba con normalidad, a mi rollo, con mi sintonia, y pensando en mis cosas, cuando de repente esa pareja que tenía delante de mi, cada vez mas cerca de acuerdo a que yo estaba haciendo deporte y ellos simplemente paseaban, han sido insultados por un grupo de niños que no superarían los 15 años, mayores de edad no eran.

Han sido insultados de una manera repugnante en pleno siglo XXI, y en plena sociedad abanderada de la libertad de expresión. No se han parado, han seguido paseando haciendo caso omiso a palabras burdas de cuatro niños maleducados. Pero, ¿si no fueran tan sólo niños?. Si fuesen adultos, ¿la situación habría cambiado?. Yo atónito, pero siempre abanderado de las causas justas, y huyendo de las faltas de respeto, me he querido dirigir a la pareja que paseaba, por la proximidad, y porque siendo este ú otros casos, odio la falta de respeto. La falta de respeto no por ser diferente, porque creo que la orientación sexual de una persona no debe ser foco de insulto, sino por la gratuidad de la misma, y el daño que hace en la persona.

Las mujeres que iban paseando me comentaban que casi todos los dias reciben, miradas, insultos, y gestos airados por pasear cogidas de la mano, por besarse con naturalidad en público, por abrazarse, por hacer lo que hacen las parejas heterosexuales. Normalidad que no se entiende aun.

Normalidad no es la palabra elegida para describir el gesto que he tenido que ver esta tarde. Ni la normalización está cerca, ni la manera de ver por parte de la sociedad a las personas que aman a personas de su mismo sexo. No entiendo, aunque la tranquilidad que me han transmitido han hecho que piense que la fuerza de las dos mujeres podían con la mala educación de cuatro niñatos.

Niñatos que no tienen la culpa, porque seguramente sus padres sean así, no deberia serlo, pero probablemente en sus hogares se vea la homosexualidad como una enfermedad, acogiéndome a las santas palabras del Arzobispo Fernando Sebastián, y no como una orientación mas.

Creo que los mayores pueden verlo de una manera diferente, pero nosotros, los jóvenes que tenemos el Mundo en nuestras manos debemos "normalizar" una situación normal, que aun no está vista normal en nuestra sociedad. Desgraciadamente.

No debemos ser carcas. Y cada vez mas personas salen del armario y expresan su amor por una persona de su mismo sexo. No tenemos que demonizar un hecho considerado normal, pero generalmente insultado y vejado por la sociedad. 

No me parece moral, pero si real. Tristemente real en pleno siglo XXI.

Feliz Martes.

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