Muy buenas noches a todos/as.
A monárquicos y a republicanos, teniendo en cuenta cómo he criticado y he analizado cada uno de los pasos que daba el Rey Juan Carlos, hoy le debo unas palabras que aprovecho añadir en el día en el que ha decidido abdicar en su hijo, el Principe Felipe, futuro Rey Felipe VI.
A pesar de las meteduras de pata hoy le quiero dedicar unas palabras que servirán como homenaje a sus mas de 39 años de reinado junto a la inestimable y poco agradecida (por parte del Rey) ayuda de la Reina Doña Sofia, señora donde las haya.
Casi cuatro décadas que han dado lugar a un adiós triste y emocionado por parte de los españoles. Por parte de todos los españoles, los que se sienten y los que no, los que votan en contra de la Monarquia, o a favor, hoy debemos olvidar viejos recuerdos del pasado, y con ello no infravaloro mi memoria, para agradecer aquellos logros que durante casi 40 años ha hecho del Rey Juan Carlos, el Rey de España.
Artífice de un cambio generacional y de ideas digno de un maestro, supo combatir un Golpe de Estado, que a punto estuvo de hundir a España como país, como país jóven y reforzado después de una triste y decadente Dictadura que muchos no pudieron ver terminar.
El Rey Don Juan Carlos ha sido el mejor y mas valioso exponente de cara al extranjero que hemos tenido. Un referente y un ícono "comercial", si me permitís la expresión, que ha hecho que España sea un país visto desde diferente prisma, simplemente con las palabras del Rey.
Un hombre que aun sopesando sus meteduras de pata, tan variadas como numerosas, ha sido capaz de conseguir el cariño del pueblo, y su respeto. Obviando estos últimos tiempos con momentos para el olvido estacional, quiero expresar mi admiración hacia la Reina Doña Sofia, una señora que ha sido el bastón en el que se ha sostenido el Rey, una compañera de ayuda inestimable y sin pedir nada a cambio. Trabajadora y fortín acorazado de las causas sociales ha sido un pilar fundamental en una pareja que a veces coleaba por una parte, y ella la sostenia y defendia al infinito.
Una señora al servicio de España. Una profesional en boca de su esposo, y una ayuda impagable para los futuros Reyes de España, el Rey Felipe VI de España, y la Reina Letizia de España. Así se llamarán, y así los conoceremos. Un equipo formado, ella, la primera Reina con título universitario, él, un heredero formado en varias disciplinas, sabedor de numerosos idiomas, y academicamente brillante para reinar un pais como lo es España. Una herencia pobre que sabrá reforzar y hacer crecer.
Los futuros Reyes de España tienen la difícil labor de hacer mejorar la imágen de un pais economicamente sensible, y de una sociedad escéptica a un cambio generacional en la Monarquia española. Una sociedad que aun valorando la imágen de su Majestad, reconoce errores en una larga trayectoria que hoy toca su fin. Un Lunes 2 de Junio de 2014, que será recordado en nuestras retinas como el día en el que España cambió un poco dentro de una coyuntura difícil con mas de 6 millones de parados, principal objetivo del futuro Rey.
Y para finalizar, rindiendo homenaje y agradeciendo al Rey su magnífica labor, desde un prisma y una ideología bastante diferente a su dogma de fe, quiero mostraros sus palabras en el mensaje de abdicación:
Me acerco a todos vosotros esta
mañana a través de este mensaje para transmitiros, con singular emoción,
una importante decisión y las razones que me mueven a tomarla.
En mi proclamación como Rey, hace ya
cerca de cuatro décadas, asumí el firme compromiso de servir a los
intereses generales de España, con el afán de que llegaran a ser los
ciudadanos los protagonistas de su propio destino y nuestra Nación una
democracia moderna, plenamente integrada en Europa.
Me propuse encabezar entonces la
ilusionante tarea nacional que permitió a los ciudadanos elegir a sus
legítimos representantes y llevar a cabo esa gran y positiva
transformación de España que tanto necesitábamos.
Hoy, cuando vuelvo atrás la mirada, no puedo sino sentir orgullo y gratitud hacia vosotros.
Orgullo, por lo mucho y bueno que entre todos hemos conseguido en estos años.Y gratitud, por el apoyo que me
habéis dado para hacer de mi reinado, iniciado en plena juventud y en
momentos de grandes incertidumbres y dificultades, un largo período de
paz, libertad, estabilidad y progreso.
Fiel al anhelo político de mi padre,
el Conde de Barcelona, de quien heredé el legado histórico de la
monarquía española, he querido ser Rey de todos los españoles. Me he
sentido identificado y comprometido con vuestras aspiraciones, he gozado
con vuestros éxitos y he sufrido cuando el dolor o la frustración os
han embargado.
La larga y profunda crisis económica
que padecemos ha dejado serias cicatrices en el tejido social pero
también nos está señalando un camino de futuro cargado de esperanza. Estos difíciles años nos han
permitido hacer un balance autocrítico de nuestros errores y de nuestras
limitaciones como sociedad.
Y, como contrapeso, también han
reavivado la conciencia orgullosa de lo que hemos sabido y sabemos hacer
y de lo que hemos sido y somos: una gran nación. Todo ello ha despertado en
nosotros un impulso de renovación, de superación, de corregir errores y
abrir camino a un futuro decididamente mejor.
En la forja de ese futuro, una
nueva generación reclama con justa causa el papel protagonista, el mismo
que correspondió en una coyuntura crucial de nuestra historia a la
generación a la que yo pertenezco.
Hoy merece pasar a la primera línea
una generación más joven, con nuevas energías, decidida a emprender con
determinación las transformaciones y reformas que la coyuntura actual
está demandando y a afrontar con renovada intensidad y dedicación los
desafíos del mañana.
Mi única ambición ha sido y seguirá
siendo siempre contribuir a lograr el bienestar y el progreso en
libertad de todos los españoles. Quiero lo mejor para España, a la
que he dedicado mi vida entera y a cuyo servicio he puesto todas mis
capacidades, mi ilusión y mi trabajo.
Mi hijo Felipe, heredero de la
Corona, encarna la estabilidad, que es seña de identidad de la
institución monárquica. Cuando el pasado enero cumplí
setenta y seis años consideré llegado el momento de preparar en unos
meses el relevo para dejar paso a quien se encuentra en inmejorables
condiciones de asegurar esa estabilidad.
El Príncipe de Asturias tiene la
madurez, la preparación y el sentido de la responsabilidad necesarios
para asumir con plenas garantías la Jefatura del Estado y abrir una
nueva etapa de esperanza en la que se combinen la experiencia adquirida y
el impulso de una nueva generación. Contará para ello, estoy seguro,
con el apoyo que siempre tendrá de la Princesa Letizia.
Por todo ello, guiado por el
convencimiento de prestar el mejor servicio a los españoles y una vez
recuperado tanto físicamente como en mi actividad institucional, he
decidido poner fin a mi reinado y abdicar la Corona de España, de manera
que por el Gobierno y las Cortes Generales se provea a la efectividad
de la sucesión conforme a las previsiones constitucionales.
Así acabo de comunicárselo oficialmente esta mañana al Presidente del Gobierno. Deseo expresar mi gratitud al
pueblo español, a todas las personas que han encarnado los poderes y las
instituciones del Estado durante mi reinado y a cuantos me han ayudado
con generosidad y lealtad a cumplir mis funciones.
Y mi gratitud a la Reina, cuya colaboración y generoso apoyo no me han faltado nunca.
Guardo y guardaré siempre a España en lo más hondo de mi corazón.
Gracias Juan Carlos.