Quiero destacar en el post de hoy, la gran humildad del Papa Francisco I, demostrada durante su primera semana como sucesor de Pedro. Un hombre cercano a la sociedad, un hombre cuyo objetivo es demostrar que la Iglesía se puede renovar, y llegar a servir a millones de feligreses en el Mundo.
Es el Papa de los pobres y para los pobres.
Huye de los excesos en su vestimenta, acapara los focos de miles de medios de comunicación, atentos a su improvisación y naturalidad. Delega en su equipo y desea que la imágen de la Iglesía cambie para que de esta forma pueda atraer a los jóvenes, hoy en dia el colectivo menos presente en la misma.
Es la antítesis a Benedicto XVI, es la antítesis a toda muestra de grandeza. Con su sencilla cruz al cuello, y con su corazón como herramienta de vida, el Papa Francisco I quiere cambiar al Mundo, y la percepción de la Institución cristiana por parte de la sociedad.
Escéptico a lo ostentoso que alberga la Ciudad del Vaticano, dedica su labor cristiana a los mas desfavorecidos en momentos críticos donde la política y la Iglesía son figuras vulnerables a la opinión pública.
Francisco I se presenta como la "posible respuesta" a los miles de interrogantes de los católicos, cristianos, apostólicos y romanos del Mundo. Es la alternativa al clasicismo y al oscurantismo que reinaba hasta ahora en la Institución.
La nueva época que "reina" en Vaticano es una época de paz, solemnidad y cambio, en contra de una temporada convulsa y difícil, donde los casos de pederastía han ensombrecido demasiado, y tristemente, han tenido que ser confirmados por la Entidad Papal, ante la vergüenza y el desconcierto global.
No puedo decir nada mas que apoyar al nuevo Papa en su era, y decir ante todos mis fieles seguidores, que vienen tiempos mejores. La Primavera ha comenzado y con ella, una era de ilusión y alegría.
Y a vosotros/as, mil gracias por seguirme.
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