Muy buenas tardes a todos/as.
Lo estabaís pidiendo y vuestros deseos son órdenes.
Mi libro, una parte para abrir boca:
En ese momento, ninguno de
los dos podían hacer nada, estaban en una encrucijada en la que ninguno de los
dos sabia como salir.
Era la habitación 622 del
Hotel Principal de la capital, no pasaban 15 minutos de las 22.00 a lo que el
Señor Dominguez de Zuloaga invitó a cenar a su “invitado” al restaurante del
hotel a una cena de negocios, a lo que el iba a ser presentado como su sobrino
ante el resto de los invitados a la cena.
No habían entrado al
comedor, y ya se vislumbraba al fondo, una mesa para 8 personas, en la que se
encontraban 5 hombres elegantemente vestidos, y Virginia con un vestido rojo.
Sólo sobraban dos sillas, para el Sr. Ricardo Dominguez Zuloaga, y para su
“sobrino” Marco Arrizabalaga. Todo estaba dispuesto: mesas con mantelería
italiana, vajilla sevillana, y un suculento menú degustación eran la antesala
de una cena de negocios donde 2 de sus invitados no sabían que hacían, ni para
que habían sido invitados a tal acto.
-
Por favor, Don Ricardo. Siéntese.
-
-Muchas Gracias Sr. Martini
-
¿Qué tal ha ido el viaje?
-
- Bien, sin problemas. Fráncfort . Madrid es uno de
los vuelos que más hago.
-
Si … bien. Os preguntareis para que os he citado.
-
- Si –espetó el Señor Dominguez de Zuloaga-
-
Tenemos pensado un negocio muy importante y
beneficioso para Usted, Ricardo.
-
- ¿Sí?, ¿De qué se trata?
-
Es mejor que probemos esta suculenta comida, y mas
tarde, le daré los detalles
Un gran silencio reinaba
en ese comedor de estilo afrancesado, con cortinas rojas con adornos dorados,
mesas vestidas con mantelería blanca, y un fondo de música clásica que hacia
menos tensos los momentos de silencio.
Nadie presentía cual era
el tema principal, o la causa de esa cena.
Se que estais deseando que continue.
Os dejo con la intriga.
Feliz Jueves, mañana por fin Viernes en una semana muy agobiante.
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