(Aclaración: los posts que redacto cada día son un compendio de ideas, sentimientos y pensamientos, no sólo de mí, sino también de experiencias de personas de mi entorno).
La pregunta con la que comenzamos hoy, 8 de Diciembre de 2012, día de La Inmaculada Concepción, es directa y real, al márgen de supersticiones mayas, todas ellas respetables, donde según dicha teoría, el próximo 20 de Diciembre se termina el Mundo, la vida, la propia existencia.
Pero yo me hago una pregunta, ó varias. Y, si realmente, ¿todo terminara?. Si ya no existiese el mañana, ¿qué harías?, ¿cambiarías algo en tu vida?, ¿harías algo que no habrías imaginado hacer en la vida?, ¿serías capaz de querer más, de pedir perdón?.
Sí, tú, ¿te darías cuenta de tus errores?, ¿los enmendarías?, ¿sabrías reconocer las ausencias en tu ayuda?, ¿te reirías mas?, ¿llorarías?, ¿te daría pena que la vida terminase?, ¿es demasiado tarde para dar la vuelta a tu vida?, ¿eres inteligente para hacerlo?, ¿sabes si has ayudado lo suficiente?
¿Vale una disculpa dos años más tarde?, ¿recuerdas tus actos?. Hoy voy a hablar cara a cara. Sí, cara a cara con todos vosotros. Hasta ahora he estado escribiendo de todos los temas posibles, con una maleta bastante mas grande de temas por tratar, aquí en el blog, en mi proyecto, en mi terapia, en mi espacio abierto, en la plataforma donde todos y todas nos identificamos.
Pero creo que ya es hora de sentarme cara a cara, y hablar con el corazón en la mano, y con la seguridad suficiente como para "enfrentarme" al presente y al futuro. Creo que hay demasiadas injusticias en la vida, y por supuesto, no soy el Dios que las elimine y haga de la vida, un camino de rosas. Tampoco lo pretendo. De los errores se aprende, y mas aún, si los clavos ardientes se introducen en tu alma.
Las injusticias globales, aquellas que vivimos desde un segundo plano, como pueden ser los terremotos, tifones, atentados terroristas, violaciones a los derechos humanos, desde nuestro sofá y con el poder del mando de la televisión en la mano. O por contra, las injusticias personales, del día a día, y que sólo nosotros tenemos el poder de cambiarlas, de modificarlas. Sólo nosotros.
Ya no tengo otra forma de decirlo, de gritarlo, y de hacerlo saber. Creo que uno mismo sabe los errores que ha cometido en la vida, y cuáles son las herramientas con las que cuenta para enmendarlas. Pero también está la otra parte, aquella donde tú no tienes el poder y sólo tienes que esperar.
Sóla en casa, sin nadie. Merecidas vacaciones. Pensativa sobre sus actos. Gozosa de lo que ha hecho. Sin vuelta atrás. Sin conversaciones, ni palabras, ni letras. No hay nada, sólo su soledad. Merecida soledad. Reflexiones a la luz de las velas, y con un futuro incierto. Momentos felices diluídos como si del azúcar en el café se tratara.
No hay vuelta atrás, pero os pregunto, y, ¿si todo terminara?.
Pero yo me hago una pregunta, ó varias. Y, si realmente, ¿todo terminara?. Si ya no existiese el mañana, ¿qué harías?, ¿cambiarías algo en tu vida?, ¿harías algo que no habrías imaginado hacer en la vida?, ¿serías capaz de querer más, de pedir perdón?.
Sí, tú, ¿te darías cuenta de tus errores?, ¿los enmendarías?, ¿sabrías reconocer las ausencias en tu ayuda?, ¿te reirías mas?, ¿llorarías?, ¿te daría pena que la vida terminase?, ¿es demasiado tarde para dar la vuelta a tu vida?, ¿eres inteligente para hacerlo?, ¿sabes si has ayudado lo suficiente?
¿Vale una disculpa dos años más tarde?, ¿recuerdas tus actos?. Hoy voy a hablar cara a cara. Sí, cara a cara con todos vosotros. Hasta ahora he estado escribiendo de todos los temas posibles, con una maleta bastante mas grande de temas por tratar, aquí en el blog, en mi proyecto, en mi terapia, en mi espacio abierto, en la plataforma donde todos y todas nos identificamos.
Pero creo que ya es hora de sentarme cara a cara, y hablar con el corazón en la mano, y con la seguridad suficiente como para "enfrentarme" al presente y al futuro. Creo que hay demasiadas injusticias en la vida, y por supuesto, no soy el Dios que las elimine y haga de la vida, un camino de rosas. Tampoco lo pretendo. De los errores se aprende, y mas aún, si los clavos ardientes se introducen en tu alma.
Las injusticias globales, aquellas que vivimos desde un segundo plano, como pueden ser los terremotos, tifones, atentados terroristas, violaciones a los derechos humanos, desde nuestro sofá y con el poder del mando de la televisión en la mano. O por contra, las injusticias personales, del día a día, y que sólo nosotros tenemos el poder de cambiarlas, de modificarlas. Sólo nosotros.
Ya no tengo otra forma de decirlo, de gritarlo, y de hacerlo saber. Creo que uno mismo sabe los errores que ha cometido en la vida, y cuáles son las herramientas con las que cuenta para enmendarlas. Pero también está la otra parte, aquella donde tú no tienes el poder y sólo tienes que esperar.
Tristeza es que mi corazón te llame a gritos y tú no estés aquí para escuchar su soledad. (Anónimo)
Sóla en casa, sin nadie. Merecidas vacaciones. Pensativa sobre sus actos. Gozosa de lo que ha hecho. Sin vuelta atrás. Sin conversaciones, ni palabras, ni letras. No hay nada, sólo su soledad. Merecida soledad. Reflexiones a la luz de las velas, y con un futuro incierto. Momentos felices diluídos como si del azúcar en el café se tratara.
No hay vuelta atrás, pero os pregunto, y, ¿si todo terminara?.
Hoy me ha gustado mucho tu post! y me iba respondiendo a mi misma tus preguntas.
ResponderEliminarY ¿si todo terminara? ¿cambiaría algo? NO, cuando vives de acuerdo a tus principios, haces lo que sientes y te equivocas una y otra vez... no hay nada que puedas cambiar para irte a la cama más satisfecha si cabe.
Nada ni nadie es perfecto, sólo hay que aprender a ver la belleza en las imperfecciones.
Sobre las injusticias.. poco que decir. Si tu las haces hay que saber pedir perdón y si las sufres.. te estarán ayudando a avanzar.
Así que sólo me queda desear... Que el fin del mundo os pille bailando!!!