Soy de la opinion de que una segunda oportunidad nunca fue buena. Pero como todo, todos los casos son diferentes. No pretendo servir de ejemplo de nadie, y aclaro que mi blog pretende construir una sociedad basada en el diálogo, en la democracia y en la paz social, tan ansiada hoy en día.
Buscamos la perfección en un mundo imperfecto y no quiero hacer frases sin sentido, sino que quiero de verdad, que abramos todos y todas los ojos, y nos demos cuenta que la actual coyuntura es triste, es negativa, pero no podemos cerrarnos en banda para el próximo año, el 2013, año de buena suerte, esperemos. El país no se hace sólo con máquinas, con industria, porque sino las personas seríamos series automáticas de robots sin sentido. Somos seres humanos, ó personas humanas, como díria alguna presentadora de televisión. Tenemos sentimientos, y forjamos un sentir público. Somos nosotros/as los/as que formamos las empresas, la industria, las economías domésticas, y con ello quiero decir, que no somos criaturas automáticas, sino personas que queremos un futuro mejor para nuestro país, y en nosotros/as recae la responsabilidad, la verdadera responsabilidad, del futuro que conseguimos, y queremos conseguir.
Ya sabeís que hablar de política, y de temas sociales me apasiona. A tan sólo 12 días para finalizar el año 2012, quiero comenzar a hablaros sobre las segundas oportunidades, sobre la posibilidad de una nueva vida con amistades pasadas, y sobre el futuro de las mismas.
Ahora sí que tengo que hablar de forma personal, porque de la propia vida aprendemos a desarrollarnos como personas, a crecer, a madurar, pero también a chocar sobre la misma piedra, una pared dura y frágil a la vez.
Creo que las segundas oportunidades fueron parches de males pasados, y tampoco pretendemos que nuestra vida sea perfecta. Hablo tanto en la amistad, en el entorno sentimental como en el familiar. En todos ellos necesitamos comprender el hilo conector, y construir a base del mismo, un nuevo hilo que cree las telarañas destruidas.
Muchas veces intentamos ver el vaso medio lleno cuando no tenemos razones para ello. A veces intentamos refugiarnos en el mal, en la tristeza, en la soledad, cuando tienes un círculo amplio, de amigos, pareja, padres, familiares y compañeros de trabajo que te rodean, te escuchan y acompañan.
No te das cuenta hasta el momento en que tu vaso está medio vacio, y en el que no ves tras él. Y si eres una persona optimista en la mayoría del tiempo recorrido de tu vida, has de saber, que el camino es muy largo y que no valen excusas para no transcurrir por él. Pero hay razones y razones.
Siempre debemos ver el vaso medio lleno. No es una afirmación imperativa, sino una realidad para poder avanzar, y paso a paso, lograr lo que sueñes. Costará pero lo lograrás. La naturaleza hace el resto, y no tenemos el poder sobre ella. Somos capaces de avanzar como país, y avanzar como personas, como sociedad formada, y clave del éxito personal.
Destacas sobre los demás según te formes, y según tu filosofía de vida. A veces creemos que la vida es injusta, pero hay otras razones escondidas tras las piedras que no nos dejan vislumbrar la verdad de la vida y su sentido.
Segundas oportunidades nunca fueron buenas. Respuesta dada. No es una ley, ni un decreto, ni una confirmación apostólica. Es la experiencia la que me ha llevado a afirmar tal sentencia. Las personas cambian, pero aunque lo creamos en un principio, las relaciones sociales son las que no varían, y hacen caer al sujeto otra vez en la misma piedra.
No pretendo dar lecciones, sino contar mis experiencias. No puedes lograr una relación limpia, clara, fluida, cuando en el pasado removieron molinos de viento. Hemos de ser consecuentes con nuestros actos, tanto pasados como presentes, y con nuestra línea de vida. Hemos de ejercitar el corazón, y hacer volar la mente, en momentos en los que la mente está sin ejercitar, y el corazón al aire.
No por apoyar las segundas oportunidades no sé perdonar como decía Darling, pero creo en el instinto y en la palabra, y también son defectos de las personas que lo utilizan en contra de la persona.
Las segundas oportunidades hay que merecerlas.
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