martes, 17 de julio de 2012

¿Y a tí qué te importa?

Siempre he sido un abanderado de las causas perdidas, y lo seguiré siendo en una sociedad cada vez más cuestionada en valores y en capacidad propia de decidir. Utilizo el título del post de hoy a raiz de otro artículo que se titulaba de igual manera pero al revés: ¿Y a mí qué me importa?. Pues eso. Recíproco.

La sociedad, hoy en día, me parece cada vez más irrespetuosa con la vida de los demás, Que cada uno viva como le dé la gana, mientras no haga daño a nadie. No podemos decidir en la vida del resto de personas. Creo firmemente en mi decisión de dejar vivir a los demás cómo quieren, y respetar siempre las decisiones y las conductas de los demás.

¿Quién soy yo para cuestionar la vida de otra persona?: nadie. Cada vez más nos encontramos con intromisiones en la vida de las personas. La vida es individual, pero a la vez socializa con otras vidas, y aquí se encuentra el quid de la cuestión.

Podemos estar de acuerdo o no con las opiniones de las personas, podemos emitir nosotros/as mismos/as nuestras opiniones libres y demócratas. Somos independientes en el grado en el que nos permite la sociedad en sí misma, así como somos libres en la medida en la que la sociedad lo permite.

Yo, de forma personal, siempre lucharé por la independencia, por la libertad y por la veracidad de las personas. Supongo que lo que escribo cada día podrá ser aceptado o no aceptado por las personas, estarán posiblemente de acuerdo o no, pero nunca impongo una razón de ser o una opinión al público que me sigue, sino que de manera ordenada y libre muestro mi punto de vista sobre diversos temas, y de esta forma, contra propios y extraños, muestro mi propia razón de ser.

Desde que tengo razón de ser me he considerado y me han considerado una persona acorde con la época en la que vivo, e incluso más adelantado. He madurado de modo exponencial porque la vida es así: improvisada y sorpresiva. Entre los valores que mantengo y mantendré serán ante todo el respeto hacia mi persona y hacia los demás. No puedes respetar a los demás mientras no te respetes. Lógico pero complejo.

Conforme vas viendo casos de todo tipo, y extrapolas a tu propia vida y experiencia, te das cuenta de la proximidad entre las vidas, y la complejidad de las mismas.

Sí a tí como persona, como ser humano, no te gusta ó complace que tu entorno te cuestione ó coarte tu libertad, no hagas lo mismo tú. Durante mucho tiempo he podido observar comportamientos diferentes en personas que ni me van ni me vienen donde la falta de respeto era la tónica. Perfiles con más que esconder que enseñar, que se limitaban a cuestionar y a reirse de la vida de las personas, y de las propias personas.

Tolero y entiendo a las personas que tienen dos dedos de frente, que saben afrontar la vida como tal. Que la vida no es de color de rosa. Que hay días buenos y días malos. Que hay blancos y negros, amarillos y rojos, pero que en el respeto radica el éxito de la convivencia.

A mí personalmente, me importan las personas de mi entorno, pero me preocupo también por otros entornos que no están en las mismas circunstancias que las nuestras y necesitan de nuestro apoyo y ayuda.

En mi vida, he podido cruzarme con todo tipo de personas, personajes y pelajes, pero hay un tótem en el que me siento cómodo para conocer la complejidad de la vida en sí misma: el tótem de la libertad, el tótem del respeto, y el tótem infravalorado del "oir, ver y callar". Triunfarás si lo tienes en cuenta.

La vida, nadie dijo que fuese a ser fácil. Al contrario, cada día nos encontramos con baches que nos hacen de una manera u otra madurar como personas, y como personajes. Sí, si, como personajes, no me he equivocado. Creo firmemente en la doble cara del ser humano. No por ello tiene que ser negativo, sino que cada uno muestra lo que es, pero en ocasiones, en circunstancias paralelas, muestra una cara totalmente diferente, y ello explica la genialidad del ser humano.

Me acuerdo de numerosas conversaciones con personas de mi entorno, donde el "queda bien", ó el "qué dirán" han sido las protagonistas. En primer lugar el " queda bien" es una actitud hipócrita hacia la propia persona, y ello no permite analizar la naturalidad del ser humano. En segundo lugar, el "qué dirán" es un come-come que limita la libertad de las personas (las que se dejen claro está), y no tolera la propia libertad de expresión.

Me puedo considerar una persona, en palabras mayúsculas, TOLERANTE, HONESTA, AMIGA Y LEAL A MIS PRINCIPIOS. No suena bien oirlo de la propia persona, pero todo ello ha sido consecuencia de una vida vivida con respeto y con educación. Suena raro oirlo, pero no soporto oir comentarios malintencionados hacía las personas, y menos si son amigas. No tolero la dependencia aprovechada. No entiendo las libertades compradas.

Pero entiendo, tolero y soporto el diálogo, el respeto, la libertad y la apertura de mente, tan importante hoy en día en la sociedad en la que nos encontramos, limitada por estereotipos sin sentido que hacen una sociedad cada vez más neutra y sin personalidad.

Luchemos por las personas y la veracidad de sus argumentos.

Luchemos por las personas con sentido común y bondad.

Aún estamos a tiempo.

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