No hay perdones ni disculpas para mi ausencia en el blog. Creo que ha pasado una época de mucho trabajo donde no tenia tiempo para absolutamente nada. Me despertaba, me preparaba para trabajar, y 12 horas mas tarde salía para sencillamente cenar y volver a dormir.
Hoy por hoy, me siento tranquilo y despejado para poder enfrentarme otra vez al blog, a ganar tiempo para mi ocio, para el deporte, para volver a intensificar las relaciones sociales y sobre todo a cuidarme yo. Tanto por mi bien como para mi entorno. Pero sobre todo para verme a mi bien.
Termina Enero, nos acercamos a la fecha de la celebración de siete años juntos/as, y quiero hablar de una forma mas abierta y libre. Ir recogiendo ideas y exponiéndolas en el blog, criticándolas o admirándolas, pero haciéndoos participes a vosotros de cada una de ellas. Creo, y además comenzó con ese objetivo, que un espacio de este tipo, sin fines lucrativos sino solo propiamente personales, es un libro abierto en el que poder encontrarnos todos y todas. Nunca he querido dañar a nadie con mis palabras. Tiene cabida todo el mundo con la bandera del respeto y la tolerancia por delante.
En mas de mil artículos podéis conocerme de sobra en cuanto a pensamiento político, social, sentimental e ideológico, pero siempre me guardo mis cartas para mí mismo. Creo que si me desnudara totalmente, perdería la gracia de la ironía y del querer saber mas leyendo entre líneas.
Muchas veces caigo tanto en mi vida personal como escribiendo el blog, en la trama de la ironía y de las indirectas mas o menos bien dichas. Soy así, y los que me conocen lo saben. Digo y comunico mucho mas con gestos, señas y miradas que con las propias palabras. O juego con una cierta ironía y cinismo que hace entrever mas que lo que mis palabras añaden.
Y para terminar mi introducción de disculpa y explicación a lo que os voy a mostrar en el blog los próximos meses, he de añadir que durante estos 4 meses de gran carga de trabajo, he podido conocer mas a las personas con las que comparto mi día a día, y he de decir, con la boca bien abierta, que estoy orgulloso de pertenecer a la compañía que pertenezco. Independientemente de que cada persona es diferente, pero caminando de la mano, se gana mucho mas que yendo "de independiente".
Gracias y otra vez, disculpad.
Y el blog de hoy no va mas allá del propio racionamiento común de las personas, y del sentido que les damos a las cosas. La importancia que cuentan para nosotros cada decisión que tomamos, o cada persona que sumamos en nuestras vidas. O restamos, que a veces es necesario.
Es vital para el propio ser desprenderse de aquellas ataduras que le hacen restar, y decrecer como persona. No podemos permitir, en lo poco que dura este camino llamado vida, doblegarnos ante prejuicios y descréditos que hacen que la sociedad se violente y se distancie mas si cabe de lo que está.
Una sociedad cambiada, unas calles embrutecidas, unos caracteres agrios que hacen que cada vez estemos de mal humor. Hablemos peor, veamos el vaso medio vacío, tengamos conflictos con nuestro entorno. Nos dejemos de hablar, y para qué? Para nada. No digo que tengamos que ser conformistas y quedarnos con lo que tenemos. Por supuesto que no. Cada uno sabe a quien tiene a su lado, y es así, porque lo ha elegido de acuerdo a su mentalidad.
Ya de por sí nos llevamos chascos en la vida, ¡cómo para darle vueltas a lo que no tiene ni sentido ni solución! Cada vez lo tengo mas claro: prefiero tener pocos amigos y buenos, que una lista infinita de nombres sin rostro que no me ayuden cuando lo necesito. O entiendan. O escuchen. O aconsejen. O discutan.
¡Porque esa es otra! Hay personas que se sienten con el pleno convencimiento de que hay que hacerles, ayudarles, entenderles, escucharles y aconsejarles, con una contrapartida nula. Porque la vida está hecha para ellos. Y porque es tu obligación. ¡Pues yo por ahí no paso! Y no pasaré nunca. Tengo la gran suerte de tener pocos amigos (que llamamos amigos de verdad), pero que sé que puedo contar con ellos para lo que sea.
Un amigo, en este caso amiga, que es capaz de levantarse de su sofá a las 11 de la noche, y tocar el timbre de tu casa para apoyarte en un momento de agobio. ¡Qué todos tenemos momentos de agobio y son razonables! Pero esos regalos que te da la vida, no los supera nada. ¡Eso es la amistad! Los gestos, la tranquilidad para con esa persona, el saber que puedes decirlo todo sin titubear, que puedes discutir, pero que la esencia se mantiene. Eso es insuperable, y también que quede dicho, no todas las personas tienen la suerte de tener amigos de verdad a su lado.
Sabéis como soy, y como no, en este primer articulo de verdad del 2019, me tenia que abrir, explicarme, y aportar un granito mas de arena a aquellas personas que hoy en día se sientan solas, o piensen que no tienen a nadie de verdad a su lado. Tranquilas, tampoco es fácil. Porque para recibir también hay que dar. Y darás mucho, pero si te entregan tan solo un 10 por ciento, ya será suficiente. ¿Por qué? Porque no somos siempre los mismos, y si yo estoy en una mejor forma mental y psicológica y puedo ayudarte en un momento dado, lo haré. Pero no quiero recibir al momento una contrapartida. Eso no es la amistad. Lo que es, es un baile de idas y venidas, de llamadas, de mensajes, de apoyos, de refuerzos, de defensas que quedan en ti para siempre.
Así que con este discurso me despido hasta muy pronto.
Y, como siempre, gracias por leerme.
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