martes, 31 de marzo de 2020
lunes, 30 de marzo de 2020
La vida después de todo
El amanecer en una noche de amigos, el atardecer de un viaje en el recuerdo, el abrazo de una madre, el café que liberó un día tan duro en el trabajo.
No sabia que era tan feliz en mi vida hasta que me lo quitaron todo, me dieron un golpe en la cara de un día a otro. No sabía que lo realmente importante en mi vida no eran las cosas, no era mi casa o mi coche.
Un beso, un abrazo y una palabra. Tenia ganas de vivir la primavera, de sentir el cosquilleo por el cambio de hora. Saber que un simple paseo me hacía mucho, un café en una terraza con mi madre, un audio de 10 minutos con mi mejor amiga.
Valorar la rutina, el ir a hacer la compra, miradas que nos hacen imaginar, rayos de luz que nos trastocan. Tener la oportunidad se ha convertido en esperar a.
Nadie espera un viaje al Caribe, una cena en el mejor restaurante de tu ciudad o una escapada a un hotel rural. Este día a día nos ha hecho pensar y saber lo que queremos, estamos esperando un beso de tu padre, un abrazo de tu tía, una sonrisa de tu sobrino. Queremos juntarnos para vernos, ansiamos un vermú con la familia, una cerveza con esa amiga que te escribes a diario, hasta esperas correr esa carrera solidaria que tanto cuesta terminar.
Me ayuda a hacer y decir lo que siento al momento, no quiero perder el tiempo, decir que no cuando tengo pereza. Quiero salir a la calle y volver a mi vida, a volver a correr aún acabando agotado al minuto de empezar. Quiero perderme en un monte mas pequeño que mi casa y terminar el día de cena.
Invitar a comer en casa, que se alargue, que a la mañana siguiente la casa huela a comida, a vida, a alegría. Quiero vivir el volver a casa. La vida es muy lenta y no sabemos saborearla solos. Nos necesitamos y ahora mas que nunca, sabemos que los reencuentros no van hacer más que salvarnos.
Quiero ver correr al que pierde el autobús, reír a quien has contado un chiste, tengo ganas de ver, de reunirme, de alegrarme por un logro. Callarme ante mis padres, escuchar mas. No ansío una vida mas perfecta, quiero mi vida de antes.
Quiero volver a vivir.
#fuckcoronavirus
No sabia que era tan feliz en mi vida hasta que me lo quitaron todo, me dieron un golpe en la cara de un día a otro. No sabía que lo realmente importante en mi vida no eran las cosas, no era mi casa o mi coche.
Un beso, un abrazo y una palabra. Tenia ganas de vivir la primavera, de sentir el cosquilleo por el cambio de hora. Saber que un simple paseo me hacía mucho, un café en una terraza con mi madre, un audio de 10 minutos con mi mejor amiga.
Valorar la rutina, el ir a hacer la compra, miradas que nos hacen imaginar, rayos de luz que nos trastocan. Tener la oportunidad se ha convertido en esperar a.
Nadie espera un viaje al Caribe, una cena en el mejor restaurante de tu ciudad o una escapada a un hotel rural. Este día a día nos ha hecho pensar y saber lo que queremos, estamos esperando un beso de tu padre, un abrazo de tu tía, una sonrisa de tu sobrino. Queremos juntarnos para vernos, ansiamos un vermú con la familia, una cerveza con esa amiga que te escribes a diario, hasta esperas correr esa carrera solidaria que tanto cuesta terminar.
Me ayuda a hacer y decir lo que siento al momento, no quiero perder el tiempo, decir que no cuando tengo pereza. Quiero salir a la calle y volver a mi vida, a volver a correr aún acabando agotado al minuto de empezar. Quiero perderme en un monte mas pequeño que mi casa y terminar el día de cena.
Invitar a comer en casa, que se alargue, que a la mañana siguiente la casa huela a comida, a vida, a alegría. Quiero vivir el volver a casa. La vida es muy lenta y no sabemos saborearla solos. Nos necesitamos y ahora mas que nunca, sabemos que los reencuentros no van hacer más que salvarnos.
Quiero ver correr al que pierde el autobús, reír a quien has contado un chiste, tengo ganas de ver, de reunirme, de alegrarme por un logro. Callarme ante mis padres, escuchar mas. No ansío una vida mas perfecta, quiero mi vida de antes.
Quiero volver a vivir.
#fuckcoronavirus
jueves, 12 de marzo de 2020
viernes, 6 de marzo de 2020
3 meses sin escribir
No me he pegado un topetazo al ver el tiempo que llevaba sin escribir porque estaba sentado en la silla, sino os aseguro que me "estrompo" contra el suelo. Me doy cuenta que llevo sin escribir mas de 90 días, y a la vez pienso que no me he enterado de este tiempo.
Las semanas así como los fines de semana en los que nos relajamos, pasan a una velocidad brutal. Estamos en el tercer mes del año y en mi mente pensaba que ni siquiera llevaba un mes sin escribir en el blog. Tres meses en los que preparaba mi hasta luego, mi pseudo despedida del mundo 3.0,, 90 días en los que he viajado, me he desengañado, y no he dejado de aprender y de mirar hacia adelante.
Seguramente en este tiempo haya interiorizado mucho mas que en todo el año 2019. Por cierto, ni siquiera os he felicitado el año. Feliz 2020. Ni siquiera he tenido la valentía, aun pensándolo, y teniendo en la memoria videos hechos, de dejar el blog.
Es como un refugio que solía acudir mas a menudo que ahora. Sobre todo cuando me encontraba pensativo, el blog me servía de ayuda, de terapia. Era como olvidarme del exterior, evadirme de los problemas y sentirme comprendido simplemente con escribir.
Nunca en los 8 años que cumplíamos el 2 de Febrero, he dejado tanto tiempo de escribir. Siempre ha salido de mí, me he sentido libre al decir todo lo que pensaba y sentía. No he tenido inconveniente alguno en abrir mi corazón, en ocasiones mas de lo que hubiera imaginado.
Si que es verdad que durante este tiempo he aprendido a ser yo mismo, y aunque parezca fácil, cada día hay que hacer un trabajo propio para crecer como persona, para hacer autocrítica sobre todo de tus comportamientos y de tus palabras, para recapacitar y para ser consciente de que no tienes la verdad absoluta. La realidad te hace ver que las amistades no son lo que eran. No pierden en calidad, en algunos casos sí, pero pierden en intensidad. Vivimos muy deprisa, haciendo referencia a lo que os decía al principio del artículo.
Hay días que pienso que la vida no está hecha para vivir en sociedad. Nos quedamos mudos en nuestros mundos, vivimos para trabajar, y no trabajamos para vivir. Socializamos menos, y lo malo de todo esto, es que pensamos que estamos mas en contacto con nuestra gente gracias a los móviles. Cuando pienso que es totalmente incierto. Cada vez estamos mas alejados de la gente que queremos. No abrazamos, no tocamos, no sentimos. No comparemos un te quiero en un whatsapp a un te quiero mirando a los ojos.
La sociedad está construida, y cada vez mas, para vivir en soledad, para crear, sumar, generar, pero no para querer, sentir o amar. Damos preferencia al trabajo, mas de lo debido, al cuidado de la casa, a las tareas del hogar, y no al estar, al disfrutar de un café con tu mejor amigo, a charlar en un parque con una bolsa de pipas, a correr por el campo cualquier tarde de Domingo.
Nos focalizamos en el sofá, en Netflix y con la manta. Y no somos conscientes del tiempo que perdemos sin estar con quienes algún día no estarán. Porque se hayan ido de este mundo o porque la vida habrá decidido ponerlos en otro lugar. Vivimos en el estancamiento. Pensamos que somos la sociedad mas avanzada. Si, puede ser, en lo tecnológico si cabe. Ves como una amiga te dice que ha cambiado de grupo de amigos porque no encuentra a nadie a quien abrazar o que le abrace. A quien contar su vida, sus historias.
Debemos empatizar cada día mas, potenciar las relaciones de amistad, vivir mas que no generar mas. Pensar que las personas no son eternas. Hacer viajes que te llenen el alma, que te hagan reír, que te hagan olvidar la rutina. Pero para que ocurra todo eso, debes hablar, descolgar el teléfono, picar el timbre y pedir ayuda. Porque por desgracia, ya no entendemos las claves del ser humano.
Carguémonos de energía, no pensemos que siempre tenemos la razón, no idealicemos amistades, no pensemos en el que dirán y querámonos mejor.
Esa es nuestra tarea para este fin de semana.
Y como siempre, gracias por leerme.
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