Ver un país de pandereta y sentirte identificado dice mucho de tí. Hablar de tu país como si de una bolsa de basura se tratara, dice mucho de tí. Quejarse porque sí es intrínseco al ser humano, pero hacerlo de forma reiterada te ratifica como un ser negativo, aburrido y cansino.
Hablar de la política de un país es enriquecedor. Para mí lo es. Me gusta hablar de política, de las elecciones, de las posibles coaliciones que hacen los partidos para llegar al Gobierno. La economía y saber entenderla es mi debilidad, pero la política es profesión frustrada. No como profesión sino como labor pública y social. Un político como tal no es el que conocemos en la actualidad. Ni es Sánchez, ni Casado, ni Iglesias.
El servicio público se entiende sin contrapartida, poco mas del propio sentimiento de que tu trabajo tiene un reconocimiento. Pero poco mas. La ayuda a un país no debe disfrazarse de trajes, corruptelas y bolsos de marca. El propio ciudadano, hoy en día, es mucho mas político que los que nos gobiernan.
Mantienen un férreo instinto patriótico donde los valores de suma, pertenencia a un país, y solidaridad social, se suman con ideas y propósitos que no tienen base ni esquema. Nos mienten, nos intentan poner colores, sean azules, rojos, morados o naranjas, nos quieren captar con su discurso para que cambiemos, para que nos posicionemos, como pollos sin cabeza. Piensan que la ciudadanía es tonta. Y para nada. Los ciudadanos sabemos lo que queremos, y eso no nos hace de derechas o de izquierdas. Es una mera orientación.
Si preguntas a cualquier persona por la calle por sus intereses para su país como ciudadano, la respuesta va a ser parecida cuan colores calibres. Todos queremos que se reduzca la pobreza severa: que se aumente el empleo, el juvenil sobre todo, que se encuentra por los suelos; que se reduzcan las listas de espera; que se elimine por completo la corrupción; la mejora en la sanidad con las listas de espera, ...
Me es indiferente a quiénes votes. TODOS QUEREMOS LO MISMO. No podemos dejarnos manipular por los políticos, mas que nada porque a futuro hacen lo que quieren. Se juntan con todos los colores sin importarles lo que ha votado el pueblo. Es triste pero ahora mismo en España se ven pactos de todo tipo. Extrema derecha con centro. Izquierda con centro. Socialismo con pseudo izquierda. Imaginamos que socialismos con independentismos y nacionalismos. Entonces, yo me pongo a pensar, y me pregunto: ¿Qué importo yo como ciudadano a un político?: Absolutamente nada.
Pretendía no votar en futuras elecciones pero me parece una posición muy tonta y poco adulta. Pero los políticos necesitan un bofetón dialéctico por parte de la sociedad. No somos tontos. Somos gente trabajadora que quiere una sociedad igualitaria, solidaria y con calidad de vida. El cumplimiento del Estado de Bienestar se resquebraja con los juegos del dinero, mas antes que ahora. Pero no quiero tantos perros policía sino mas perros guía.
Gracias.
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