martes, 23 de abril de 2019

Libertad

¿Alguna vez te has preguntado si eres libre?, ¿Qué crees que te ata en las relaciones sociales?, ¿Cómo marca en tu día a día las opiniones de los demás?, ¿en qué te basas para responder o no a los ataques?, ¿pierdes tiempo en pensamientos que restan energía en tu día a día?
 
Somos libres conforme hacemos lo que queremos en cada momento, y decidimos lo que hacer sin mirar a un lado o a otro. Es una frase fácil de entender, y fácil de extrapolar, pero no es tan sencilla tarea el llevarlo a cabo en la vida.
 
Las decisiones que tomamos, en ocasiones, pueden ser influidas por terceros. Por no interferir en un asunto, en una relación, en una reunión de amigos, no voy a decir esto, o no voy a decir aquello. Voy a intentar agradar a todos. Claro error. Jamás podrás caer bien a todo el Mundo, ni agradar a las personas que tienes a tu alrededor. Mas que nada porque agradando a unos, otros pueden salir insatisfechos de esa relación.
 
Tranquilizarnos, respirar hondo y pensar qué queremos es el primer paso que debemos dar. Somos humanos y cometemos errores, es natural. Pero la amistad tiene memoria, y no debemos de dejarla nunca arrinconada. Las personas podemos perdonar, y es claro acto de bondad y madurez, pero en la mayor parte de los casos, aunque digamos lo contrario, no olvidamos. Puede ser un error pero un feo, un desplante, una mentira o una falsedad en el pasado, siempre estará en tu subconsciente.
 
Pensamos que somos maduros y no vamos a caer en los errores del pasado, pero tenemos que pensar que el hombre siempre tropieza dos, tres y hasta 100 veces en la misma piedra. Somos débiles por naturaleza, y aunque nos creamos sinceros, en ocasiones nuestras palabras no son acordes con nuestros pensamientos. 
 
La libertad es una utopía en la sociedad de hoy en día. Mas que nada porque siempre vamos a intentar autoconvencernos de lo que hacemos o intentar hacer el menor daño posible a las personas, pero es inevitable hacerlo. Al igual que nosotros sufrimos por el daño que nos infringen. No podemos controlar el mundo. Somos simplemente humanos.
 
No podemos obligar a nadie a hacer lo que no quiera. No conocemos las razones de cada persona para actuar de una u otra manera. Para verlo con cierta objetividad, tenemos que verlo desde la lejanía. Si somos condescendientes con nuestro entorno, estamos dando unas licencias que solo corresponden a uno mismo. Nadie debe decidir sobre nosotros ni tenemos que complacer a quiénes no importamos. Si el pasado se olvida, corremos el serio peligro de seguir tropezándonos en el futuro.
 
 

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