domingo, 28 de octubre de 2018

A la luz de las velas

No me siento capaz de decir lo que pienso en un Mundo en el que la palabra es atacada continuamente. No soy libre y pienso que no voy a serlo jamás. Porque nos consideramos abiertos, capaces de entender todo lo relativamente entendible y somos mas ignorantes que otra cosa. No pensamos ni un solo segundo en el resto. Supongo que la velocidad con la que vivimos hace que sea un imposible. 


Han pasado 4 semanas desde que mi vida empezó a ser diferente. Diferente en primera persona. Decidí levantar el pie del acelerador, aunque a día de hoy aun conduzca a 200 km/hora. Pero paso a paso voy frenando. Soy consciente de que la vida es corta, porque aun siendo joven, que lo soy, me doy cuenta que en mi alrededor queremos ser personas mayores y llegar a unos objetivos por lo que seguramente no estemos preparados.


Nos hemos formado, y estoy seguro de que somos las personas con mas estudios de la historia. Soy consciente de ello, y se que la titulitis en la que nos hemos encontrado tiene un limite que empieza a nacer en el sentido común de cada persona. No sé si elegí la carrera correcta. Creo que con 18 años no somos lo realmente maduros como para saber lo que queremos para el resto de la vida. 


Terminamos y nos encontramos con unas prácticas impuestas y sin darnos cuenta llevamos mas de 8 años trabajando sin ni siquiera haber cumplido los 30. Es una autocrítica. Cada uno habrá tenido una experiencia peor o mejor, pero creo que corremos demasiado sin saber cual es la meta. Lo veo en mi entorno, lo veo en mí. Y no me digan que el objetivo es el crecimiento personal, aunque si fuera por el económico, les prometo que no somos ambiciosos. Y menos hoy en día.


No lo sé. El otro día hablaba en una mesa distendida sobre el futuro. No el mío, sino el que tendrán los futuros estudiantes. Yo les daría un consejo si me lo pidieran. Vale, estudia, termina el Bachillerato. Pero por favor viaja, vete un año fuera. Ven con un inglés casi perfecto. Sino te lo da el año, te lo darán dos años mas. Exprime cada segundo, y parece que los consejos los dé una persona de 70 años, pero no, los doy yo. Un joven de 30 años que es consciente de la realidad educativa, y de que nuestros nuevos jóvenes deben aprender de diferente forma. Porque sinceramente nosotros de Historia vamos muy justos. Y es fácil explicarlo. Mas que nada porque memorizamos y olvidamos al dejar el boli en el último exámen, es triste pero es real.


Me parece que queremos envejecer antes de lo biológicamente dictado, nos queremos parecer a los mayores, crecer y crecer con tan solo 3 décadas. Tenemos muchos años para seguir haciendo lo mismo. Para despertarnos, trabajar, ver crecer a nuestra familia, y también para vivir, y reir, y hacernos ver que la vida no es solo trabajar.


Nos cuesta transmitir nuestros sentimientos, parece que no confiamos en nadie, somos cada vez mas introvertidos. Perdemos muchas oportunidades por tan solo quedarnos callados. Siempre he creído que en el Mundo estamos mas solos de lo que nos imaginamos, y con ello no quiero que creáis que el que os escribe se ha comido a un pesimista, pero sinceramente lo pienso.


En momentos en los que realmente queremos un abrazo, o un beso, o simplemente una compañía, no tienes a nadie al lado del sofá. Porque podemos celebrar la vida, celebrar y celebrar, pero a la hora de la verdad, el vino y la cerveza no son la compañía real, sino la escucha y un café en el que no paras de hablar y de desahogarte. Aunque hayas recorrido calles por estar con esa persona, aunque hayas sorprendido con tu presencia. En la vida no todo es mutuo. Y ello es un aprendizaje. Actúa como te salga del corazón, pero no pierdas la cabeza. De la mano siempre.


Y claro que podemos perder personas por el camino al igual que ganar nuevas caras que nunca habrías imaginado. Si necesitas un hombro en el que llorar o reir, no hace falta irse lejos. Sabes quien está. Pero para todo lo demás, sabes que en la vida vas a encontrarte y reencontrarte con muchos con los que compartir lo que tu consideres. Eres el dueño de tu vida, de tus elecciones. Y no hace falta pensar mucho en el futuro, sino en el presente que es el que te pone a tono día a día.


Y piensa que nadie te va a agradecer nada de lo que hagas. Bien me lo dijo una persona hace años. Piensa que todos nosotros tenemos una vida, unos horarios, una familia. Hay días y días, y no es que el pesimismo se haya adueñado de mi, porque los que me conocéis, sabeis de sobra que la alegría es mi carta de presentación, pero obviamente no todas las épocas son iguales. Quizás el cambio de horario nos adentra en unos meses mas fríos, mas otoñales, pero también son meses en los que recargar la energía que gastamos en Verano, y poder empezar el nuevo año con fuerza.


Porque no sé a vosotros, pero a mi se me está pasando la vida demasiado rápida, estamos despidiendo el año a tan solo dos meses. Y casi el verano parecía terminarse. Cambiamos la hora, vienen los puentes del calendario y estamos comiendo los turrones de Navidad. Y un nuevo año, con nuevas miras. Porque aunque corta, la vida puede ser larga para el que la decida aceptar así. Tampoco recomiendo vivirla a la velocidad del rayo. Porque todos, o por lo menos los que nos encontremos en esta tesitura como servidor, debemos descargar las pilas, e intentar dejar el coche aparcado en el garaje para ver mucho mas allá que el humo que genera.


Gracias.


domingo, 14 de octubre de 2018

Los Domingos

Los Domingos hacen pensar,
recapacitar en el hoy, en el ayer.
En lo que no dijiste, en lo que dejaste ir.
El "te quiero" que perdiste.
La paz se revuelve con la melancolía.
Te sientas en tu sofá frente a la tele apagada.
Una semana mas, sin planificar.
Sin organizar.
Las sábanas limpias tendidas.
Faltan por recoger.
Así como la ropa de la lavadora.
Días que se convierten en rutina.
La manta y una vela encendida te acompañan.
Piensas en palabras que no salieron de ti.
Todo sería diferente.
Contigo, con tu olor, con tu acariciar.
El sofá, tu y yo. Nada mas.
Respirar, abrazarnos y caminar de nuevo.
Tus ojos son difícil de olvidar. Un timbre.
Una llamada.
Pero nadie contesta. 
La intranquilidad de no saber que habrías dicho.
La duda de verte otra vez.
Te remueves dentro de mí.
La incertidumbre de nuestro futuro.
Te sentí cerca pero estabas en otro mundo.
Las palabras no valieron en su día, 
y tu mirar fue frio, distante.
Solo da que pensar. En imaginar un mundo contigo.
Hay amores que matan y no se olvidan.
Siempre hay ese amor, esa mirada, esos vellos de punta.
No lo repites con el de hoy. Lo harás parecer.
Pero nunca será igual.
Nunca mirarás de esa manera.
Timbre. Nadie en el rellano.
Pero sí en mí.


lunes, 8 de octubre de 2018

La inteligencia como arma de doble filo

Rodearte de belleza, disponer de los mejores coches del momento, vestir las marcas mas exclusivas, comer en los mejores restaurantes del Mundo, no hace que alguien sea mas que nadie. A no ser que demos importancia a lo que en un mañana no te acompañará en el lecho de muerte.
 
Cuando uno decide estudiar, leer, cultivarse, mantiene las relaciones sociales de una manera exitosa. Puedes ser capaz de hablar de cualquier tema. Por haber exprimido los periódicos digitales de par de mañana o por haber escuchado la radio al ir al trabajo. Te interesas por lo que pasa a tu alrededor, te instruyes, compartes opiniones, discutes las diferencias, pero ante todo te enriqueces.
 
Esa persona el día de mañana, se despedirá orgulloso de haber tenido gratas relaciones sociales, interesantes conversaciones, intensas disputas acerca de la política o economía de su país. Será capaz de mirar atrás con orgullo. Por como se ha rodeado, por quienes le han hecho sentir bien, por quien ha tenido que responder. Por todo por lo que una persona interesante lucha en la vida.
 
Si parasemos el reloj, y nos quedáramos donde estamos. ¿Qué diríamos de nuestro yo de hoy?, ¿Qué esperamos ser o hacer en un futuro?; ¿Estamos contentos con lo que somos?, ¿Satisfechos con lo que hacemos?, ¿Trabajamos en lo que queremos?, ¿estamos enamorados de quien tenemos al lado?, ¿nos rodeamos de los mejores amigos?, ¿nos cultivamos lo suficiente?, ¿vivimos en la zona de confort?, ¿te consideras ambicioso?
 
Si has pensado al menos que no has logrado alguno de tus objetivos en la vida, eres una persona que vive, y que quiere vivir, y mejorar. Si piensas que lo tienes todo, es la manera mas triste de afrontar la vida. Los días son diferentes. No comemos siempre lo mismo. No conversamos todos los días de los mismos temas. Aplicamos nuestro ser a la rutina, pero no hay día igual.
 
Cuando te despiertas o la noche al acostarte, un examen de conciencia es la mejor alternativa a tu yo. Porque considerar que no necesitas de autocritica es algo con lo que la mayoría de la sociedad se despierta cada mañana. Mantener tus principios como Talón de Aquiles es la bandera que debes presentar ante cualquier relación personal. Pero tus principios son inquebrantables, no así tu versión de la vida y de los acontecimientos. Mantenemos una opinión pero podemos ser capaces de encontrar variantes y de considerar el acuerdo como el bien a lograr. No es fácil.
 
La inteligencia no se resuelve con problemas matemáticos. Una persona puede ser inteligente en cualquier rama o actividad de la vida pero ser la persona mas necia en las relaciones sociales. En cambio la inteligencia emocional, no está hecha para todo el mundo. El saber ser, el saber estar, el escuchar, el comprender, el discutir, el empatizar, el dialogar, el callar. No estamos dispuestos a ser mejor que nadie, pero tampoco peor. Pretendemos mejorar en calidad y no en cantidad de dinero en mi cuenta. Ser feliz con lo que soy y con lo que tengo. Pensar que el mañana es hoy. Acompañarte de personas de bien, que aporten, que sumen en tu día a día, y no lo intoxiquen. Ser fiel a ti mismo y nunca caer en éxito de los ignorantes. Porque no hay mayor tristeza que la sabiduría de los ignorantes.
 
Buenas tardes.