No me siento capaz de decir lo que pienso en un Mundo en el que la palabra es atacada continuamente. No soy libre y pienso que no voy a serlo jamás. Porque nos consideramos abiertos, capaces de entender todo lo relativamente entendible y somos mas ignorantes que otra cosa. No pensamos ni un solo segundo en el resto. Supongo que la velocidad con la que vivimos hace que sea un imposible.
Han pasado 4 semanas desde que mi vida empezó a ser diferente. Diferente en primera persona. Decidí levantar el pie del acelerador, aunque a día de hoy aun conduzca a 200 km/hora. Pero paso a paso voy frenando. Soy consciente de que la vida es corta, porque aun siendo joven, que lo soy, me doy cuenta que en mi alrededor queremos ser personas mayores y llegar a unos objetivos por lo que seguramente no estemos preparados.
Nos hemos formado, y estoy seguro de que somos las personas con mas estudios de la historia. Soy consciente de ello, y se que la titulitis en la que nos hemos encontrado tiene un limite que empieza a nacer en el sentido común de cada persona. No sé si elegí la carrera correcta. Creo que con 18 años no somos lo realmente maduros como para saber lo que queremos para el resto de la vida.
Terminamos y nos encontramos con unas prácticas impuestas y sin darnos cuenta llevamos mas de 8 años trabajando sin ni siquiera haber cumplido los 30. Es una autocrítica. Cada uno habrá tenido una experiencia peor o mejor, pero creo que corremos demasiado sin saber cual es la meta. Lo veo en mi entorno, lo veo en mí. Y no me digan que el objetivo es el crecimiento personal, aunque si fuera por el económico, les prometo que no somos ambiciosos. Y menos hoy en día.
No lo sé. El otro día hablaba en una mesa distendida sobre el futuro. No el mío, sino el que tendrán los futuros estudiantes. Yo les daría un consejo si me lo pidieran. Vale, estudia, termina el Bachillerato. Pero por favor viaja, vete un año fuera. Ven con un inglés casi perfecto. Sino te lo da el año, te lo darán dos años mas. Exprime cada segundo, y parece que los consejos los dé una persona de 70 años, pero no, los doy yo. Un joven de 30 años que es consciente de la realidad educativa, y de que nuestros nuevos jóvenes deben aprender de diferente forma. Porque sinceramente nosotros de Historia vamos muy justos. Y es fácil explicarlo. Mas que nada porque memorizamos y olvidamos al dejar el boli en el último exámen, es triste pero es real.
Me parece que queremos envejecer antes de lo biológicamente dictado, nos queremos parecer a los mayores, crecer y crecer con tan solo 3 décadas. Tenemos muchos años para seguir haciendo lo mismo. Para despertarnos, trabajar, ver crecer a nuestra familia, y también para vivir, y reir, y hacernos ver que la vida no es solo trabajar.
Nos cuesta transmitir nuestros sentimientos, parece que no confiamos en nadie, somos cada vez mas introvertidos. Perdemos muchas oportunidades por tan solo quedarnos callados. Siempre he creído que en el Mundo estamos mas solos de lo que nos imaginamos, y con ello no quiero que creáis que el que os escribe se ha comido a un pesimista, pero sinceramente lo pienso.
En momentos en los que realmente queremos un abrazo, o un beso, o simplemente una compañía, no tienes a nadie al lado del sofá. Porque podemos celebrar la vida, celebrar y celebrar, pero a la hora de la verdad, el vino y la cerveza no son la compañía real, sino la escucha y un café en el que no paras de hablar y de desahogarte. Aunque hayas recorrido calles por estar con esa persona, aunque hayas sorprendido con tu presencia. En la vida no todo es mutuo. Y ello es un aprendizaje. Actúa como te salga del corazón, pero no pierdas la cabeza. De la mano siempre.
Y claro que podemos perder personas por el camino al igual que ganar nuevas caras que nunca habrías imaginado. Si necesitas un hombro en el que llorar o reir, no hace falta irse lejos. Sabes quien está. Pero para todo lo demás, sabes que en la vida vas a encontrarte y reencontrarte con muchos con los que compartir lo que tu consideres. Eres el dueño de tu vida, de tus elecciones. Y no hace falta pensar mucho en el futuro, sino en el presente que es el que te pone a tono día a día.
Y piensa que nadie te va a agradecer nada de lo que hagas. Bien me lo dijo una persona hace años. Piensa que todos nosotros tenemos una vida, unos horarios, una familia. Hay días y días, y no es que el pesimismo se haya adueñado de mi, porque los que me conocéis, sabeis de sobra que la alegría es mi carta de presentación, pero obviamente no todas las épocas son iguales. Quizás el cambio de horario nos adentra en unos meses mas fríos, mas otoñales, pero también son meses en los que recargar la energía que gastamos en Verano, y poder empezar el nuevo año con fuerza.
Porque no sé a vosotros, pero a mi se me está pasando la vida demasiado rápida, estamos despidiendo el año a tan solo dos meses. Y casi el verano parecía terminarse. Cambiamos la hora, vienen los puentes del calendario y estamos comiendo los turrones de Navidad. Y un nuevo año, con nuevas miras. Porque aunque corta, la vida puede ser larga para el que la decida aceptar así. Tampoco recomiendo vivirla a la velocidad del rayo. Porque todos, o por lo menos los que nos encontremos en esta tesitura como servidor, debemos descargar las pilas, e intentar dejar el coche aparcado en el garaje para ver mucho mas allá que el humo que genera.
Gracias.