martes, 26 de diciembre de 2017

Y si hoy fuera mi último dia



 
 
Si hoy dijera adiós al Mundo,
porque aquí ya no hago falta.
Dijera adiós al año, como despedida.
 
¿Qué me llevaría a esa isla desierta?
¿A ese final que mucho predicen triste?
¿Al final?
 
Lo material queda atrás. No importa.
Importa para aquellos que se han vanagloriado de ser mas que tú.
Los que miraban por encima del hombro.
Los pobres de espíritu, los imbéciles.
Los que por tener pensaban ser.
 
Lo espiritual, lo mágico, lo invisible a nuestra mirada.
Me llevaría mi fe, mis creencias. Mi religión. La creada por mí.
La solidaridad con aquellas personas que he ayudado.
La honestidad de almas llenas que me han sumado.
 
Y si hoy dijera adiós a mis padres.
Es antinatura, pero no hay palabras de agradecimiento,
de sinceridad, de satisfacción, de verdad,
que con unos padres.
Me llevaría el aprendizaje, la escucha, las sabias palabras.
 
Me quedaría con los buenos momentos,
con las risas, con el baile, con el humor, con la picardía.
Me llenaría de palabras de amigos.
Dejaría a un lado lo que resta, las envidias, las malas intenciones.
Eso no ocuparía mi mochila.
 
Me quedaría con lo bien vivido.
Por supuesto que miraría atrás,
no evitaría haber cometido errores.
He aprendido y mucho, y sobre todo, este año.
No se si serán los 30, y todo lo que le rodea.
Pero he aprendido a saber quien merece y quien no.
He aprendido a diferenciar la mentira.
A valorar una palabra bien dicha.
A apreciar que están ahí.
 
Si me fuera hoy,
me llevaría una vida de caminos recorridos,
y un valor a enseñar, la bondad.
 
Con ello, os quiero desear,
a modo de resumen del año,
una Feliz Navidad y un Próspero Año 2018.
 
Gracias por todo
 


martes, 19 de diciembre de 2017

No creo en las casualidades







Creo en las personas y en su buen hacer. Pero también en su mal hacer. Lo que sale de sus entrañas. Bondad y maldad como Mr Jekyll and Mr. Hyde. Como el blanco y el negro. Entiendo que la vida pasa sin contenido de película. La rutina se apodera cada vez mas de nosotros. Y no sabemos qué hacer.
 
No podemos cambiar nuestro trabajo, (podemos, si, pero nos estancamos en la cierta estabilidad que nos da), vivimos para la rutina con dos días de ocio que lo dedicamos a nuestra familia, hijos y demás seres vivos.
 
Nos apocamos en nuestro yo y no salimos de las cuatro paredes de nuestra razón de ser. No hay cabida en nuestra vida para mas que para lo que nos concierne como ser humano independiente y universal. Egoísta e irracional.
 
Si la vida se cree que se consigue a través de malas palabras, de sinrazones o de mandatos, hace tiempo que perdimos la razón de nuestro existir. La vida se puede terminar en cualquier momento. O no. Y en esos momentos en los que un accidente, un revés sentimental, personal e incluso laboral, te da en las narices, tu yo cambia un poco para siempre. Son pequeños aprendizajes. Pero, ¿a quien transmito yo mis aprendizajes, mis logros, mis pasos adelante?. Hay veces que por nuestra vida alocada, por nuestro existir estresante no podemos acudir mas que a nuestro propio yo. Pero seguramente tengamos tiempo de acudir a un terapeuta teniendo amigos a nuestro lado, capaces de escucharte siempre.
 
Si no damos el paso principal en la vida para lograr lo que queremos, nos quedaremos estancados para siempre. Arrepintiéndonos de no haber hecho nada, pero con la conciencia dudosa de saber que vida me esperaba.
 
Las casualidades no existen. Nosotros mismos las creamos. Pero no nos damos cuenta. Pensamos que las personas son como robots y por la unión de varías fórmulas vamos a llegar a un fin casual. No. Y tampoco nos creamos imprescindibles, porque no lo somos. Si un día mueres, tus seres queridos llorarán, te recordarán, pero también te olvidarán. Somos humanos con corazón de hielo. Es mas importante un trabajo que un amigo, vale mas el dinero que la escucha. El mundo se va a la mierda. Literalmente.
 
Creo que estamos creando un mundo cada vez mas formal, frio y anormalmente correcto.

martes, 5 de diciembre de 2017

Pongamos que hablo de la nada




Imagina que hablo de ti,
pongamos que jugamos a que esto no existe.
A que la vida es un sueño que nunca existió.
Juguemos a que la vida importe,
pero que importe de verdad.
A que las palabras no sumen,
pero que no dañen nada.
Pero juega también a reírte,
intenta que todo baile pero que no se quede.
Baila con la vida,
juega con ella. Ríete de ella.
Sin piedad.
Ella lo hace desde que tienes uso de razón.
Canta hasta cansarse.
Vuélvete loco y busca una sonrisa.
Entre tanta resaca, busca la calma.
Olvida el pasado que duela.
Pero ten en cuenta que valió la pena vivirlo.
Mójate con quien quiera bañarse,
y prívate de lo banal.
Intenta que los recuerdos no te aten,
sólo haz que los días cuenten.
Aléjate de las sombras,
apóyate en las luces.
Habla menos,
y escucha.
Pongamos que hablo de ti,
aun en mi cabeza,
imaginemos que te salvo.
Imagina que te llamo al final de la calle.

Todo impulso vale mas que mil palabras.

(¡Qué gusto da encontrarse a buena gente en la vida!)