Muy buenas noches a todos/as.
Y sí, por fin voy a escribir la realidad de lo que siento sobre el cambio de gobierno producido en nuestro país, y en nuestra pequeña comunidad. Sin herir sensibilidades. Sin acritud. Pero con realidad, y mirando de frente a los lectores del blog.
Si pongo en antecedentes, he de decir que España ha dado un giro de 180 grados. Partidos que comenzaron con 4 cultos en una pequeña habitación llena de humo y de ideas no empíricas, han ganado alcaldías como la de Barcelona y Madrid. Las dos principales ciudades de este país llamado España.
Si comenzaron a partir de un grito y de una lucha incansable en las calles por apostar al cambio político, social, y económico de nuestro país, han terminado gobernando parlamentos, y siendo hoy en día, la voz del cambio hecha realidad. Si han ganado es porque ha habido una respuesta clara de la sociedad en contra de la corrupción existente en TODOS los partidos políticos, y en la gran mancha negra que se instaló en su día sobre la Península Ibérica.
En Navarra nos despertamos con un Gobierno formado por 4 partidos de su padre y de su madre. Gobierno que aun no ha sido constituido. Un gobierno formado por la izquierda abertzale, por la izquierda legendaria, la comunista, por la izquierda virgen e indefinida, pero la que ha logrado la gran victoria electoral, y por la centro-derecha vasco navarra, el sentido común hecho partido político.
Un Gobierno en el que propios y extraños deben mirarse al espejo para negar su pasado, en pro de un Gobierno de gallitos de corral, en el que solo importan los galones, y no el gallinero. Veremos lo que ocurre.
No quiero insultar, no quiero ir en contra de lo desconocido. No espero dar un voto de confianza a cuatro años en los que los únicos cambios existentes en nuestro panorama político van a ser los colorines del Consistorio. Cambios irrisorios, pero no los necesarios para que una comunidad prospere de verdad. No necesitamos apoyar a grupos que con su voz son conocidos, no debemos autoengañarnos con palabras baratas.
Necesitamos crear empleo, necesitamos que las inversiones de los empresarios no emigren a territorios extranjeros. No queremos crear una España griega. No queremos un bono de comida, ni un pseudo corralito. No queremos huir del Euro, por muy bonito que nos lo pintaron en el pasado. Queremos que cada día inviertan, y las grandes empresas instalen filiales en las principales ciudades. Queremos que los países desarrollados vuelvan a confiar en un Estado demócrata y limpio de corrupción. Seguimos queriendo un país como el de hace años. No queremos historietas ni esloganes americanos. No somos América, somos Europa. Pero ante todo, somos un país con su propia hoja de ruta.
La hoja de ruta que ha marcado un gran recorte social, un tijeretazo que ha culminado en desahucios, en imágenes dantescas, que desde el sofá de nuestra cómodo hogar podíamos ver. Una hoja de ruta que no negábamos contradecir en público, pero apoyar en privado. Repito, desde nuestros cómodos sofás. Los cómodos sofás de jóvenes que no sufrimos el paro. Pero que hemos sufrido el recorte salarial, que hemos sufrido becas de risa por mantener nuestros culos en las oficinas, días de agotamiento mental por no saber encarrilar un presente negro, y un futuro indefinido.
Años en lo que no parados, nos han querido amontonar como si fuéramos un montón de migas de pan. Pero la realidad es otra. No es tener suerte. No es estar en el momento y en el lugar adecuado. Nadie dijo que fuera a ser fácil. Pero tras pésimas pagas, tras sufrir la sombra de la sociedad, y querer seguir siendo igual de dignos que siempre, nos levantamos, y quitamos ese dedo apuntador con el que querían asfixiarnos. Una asfixia que con trabajo, paciencia y mucho aguante, supimos muchos de nosotros labrarnos un presente y un futuro prometedor. No tiramos la toalla aun habiendo miles de razones para ello.
Seguimos en nuestro país, con la mayor o la menor suerte de encontrar el trabajo de nuestra vida. De trabajar en lo que habíamos estudiado, de conseguir un sueldo digno, y que además, pudiéramos contribuir en nuestras propias comunidades a fortalecer sus arcas.
Seguimos en nuestro país porque quisimos. No negamos trabajar en el extranjero, pero tampoco nos iba a dar una mejor vida de la que teníamos aquí con trabajos en la hostelería, o como "au pair". Sin desmerecer a nadie. Al contrario. Simplemente no vivíamos en Suiza. Eso es otro cantar.
Quisimos aportar a nuestra Comunidad, y logramos lo que nos propusimos. Pero no fuimos todos. No se ha conseguido el cambio de Gobierno que supuestamente queríamos. Desconocemos lo que nos depara el futuro. Pero lo que si sabemos es que el único gobierno que cambiará el mundo, no es el que está sentado ni en el sofá de sus casas, ni en la poltrona del Ayuntamiento. Porque no somos solidarios aportando parte de nuestro salario a nuestro gueto, sino ayudando a la sociedad en su conjunto sin límites ni filtros.
Porque tarde o temprano, se ve de que pie cojean, y de que lado miran.
Feliz noche de Lunes. Un servidor no ha hecho mas que empezar ...