Un día malo en el trabajo, una discusión con un amigo ó sencillamente un momento de tu vida mas negro que blanco lo hemos tenido todo el mundo. Sin embargo, con el paso de los años eres mas consciente de que todo pasa, y de que no hay mal que cien años dure.
Una tarde mala por ejemplo en la oficina, puedes resolverla hablando con algún amigo de tu problema. Abrirte. Explicarte y dejarte aconsejar, o dejar que hables todo lo que necesitas. Por el contrario, vamos a casa, ennegrecidos, y al día siguiente, si hemos podido conciliar el sueño en mayor medida, estamos con una actitud mas negativa si cabe que el día anterior.
Cuando te mires al espejo, hazte preguntas, y piensa, aunque sea por diez minutos, en quién eres, quién quieres ser, a donde te gustaría llegar, quiénes te acompañan. Permitirnos unos minutos para nosotros solos es fundamental en el día a día.
La felicidad no depende de con quien te levantes, o quién te da el "para bien". La felicidad depende de cuan satisfecho estés contigo mismo, siendo consciente que la vida no es de color de rosa. No debemos caer en el tópico de la felicidad infinita. Porque si no te has caído, no has dicho una palabra mas alta que otra, no te has equivocado, jamás habrás podido aprender de tus propios errores. Como ser humano, sin pretenderlo en la mayoría de ocasiones, cometemos errores y hablamos mas de la cuenta. Pero somos personas. No robots.
El dejarme ayudar en momentos malos de la vida ha sido el mejor ingrediente para saber que con lo esencial de la misma, puedes ser mucho mas generoso con los demás, que con lo que son contigo. Una simple cena, un desayuno un Sábado, o un paseo después de trabajar pueden ser, sin lugar a dudas el bálsamo que necesitamos para ver el vaso, no lleno, pero si con agua.
No pretendo decir con lo que escribo que la vida sea de color de rosa. Y yo, mucho menos. Porque aprendo cada día, pero me doy cuenta que aun no consiguiendo todo lo que quiero en ciertos aspectos de mi vida, soy un afortunado.
No podemos hacer de la vida un teatro, o una pantalla a la sociedad de lo que no somos. Lo primero, rodearnos de gente buena, lo segundo, tomar un pequeño respiro cada vez que hablamos, y lo tercero, y no menor importante, el afrontar cada problema como único, y darle solución, pero la respuesta puede conllevar tiempo. No debemos correr.
También en la vida, momentos que ganaste, pueden ser diferentes en tu hoy. No tenemos que pensar que todos los días son iguales, ni que año tras año te acompañarán los mismos. Pero puedes tener la suerte, que la he tenido yo, de reconocer a personas que te cogen la mano en el hoy, y que sabes que las tienes para lo que necesites. Por eso, doy tanta importancia a esos minutos del día para tí. En los que reconocerte y decirte lo que has hecho mal, y lo que has ganado en esa jornada.
Ante todo, y lo diré hasta el fin de los días, necesitamos hablar. Tenemos que acoger en nuestro entorno mas especial, aquel que no superan los dedos de una mano, a personas que escuchar, hablar, recomendar, dejarse aconsejar y permitirte lujosos silencios.
Será en ese momento cuando descubras que no necesitamos tener tanto en la vida para ser menos infelices.
Feliz Martes.