domingo, 26 de junio de 2016

Reflexión






Nos encontramos en el día en el que votamos por segunda vez al representante de nuestro país. Por segunda vez, si. Debido en mayor parte a la incompetencia y a la ambición de algunos, y a la parsimonia de otros. Una jornada de reflexión, la de ayer. Reflexión para todos. Reflexión para nosotros mismos. Medio año sin gobierno que ha servido para darnos cuenta de que seguimos igual. 

Un año de oportunidades perdidas y de promesas en el aire. Unos políticos que no lo son. Dejaron de serlo hace meses, incluso muchos de ellos, años. Años en los que alimentaron a los mas jóvenes para crear partidos que ponían en jaque, y de hecho lo han puesto, el bipartidismo patrio. Un bipartidismo donde las personas no valían, aunque con el morado y el naranjito, poco mas han podido lograr.

Una reflexión que nos vale a todos. Porque no tenemos que ser impetuosos en nuestras decisiones, sino pensarlas con cabeza. Que no actúes por impulsos, sino piensa antes de actuar. Y aun con esas, no somos capaces de ayudar, de aconsejar, de lograr nuestras propias metas. No nos vale una sola jornada de reflexión en el camino de la vida. No nos vale un solo Sábado antes del Domingo electoral. Muchas veces reflexionamos y la reflexión sólo logra lo contrario a lo que pensamos alcanzar.

Tristemente no somos capaces de aprender, no somos capaces de ahondar en nuestros errores. Los seguimos cometiendo. Perdonamos. Intentamos olvidar. Pero nuestra reflexión sólo hace ver que ni entenderás el no esperar nada de nadie, ni el que ayudes sin reproches. Reflexionamos en muchos aspectos de nuestras vidas. Seguimos cometiendo muchos errores. Nos implicamos en una campaña mas dificil que la electoral. La campaña sentimental donde propios y extraños nos encontramos. 

Tristemente no aprendemos. Somos kamikazes con nuestras vidas al igual que nuestros políticos son con sus pactos. La autodestrucción impopular de un partido radica en la falta de confianza, en la falta de dialogo, en la falta de un programa leal a sus convicciones. Radica ante todo, en la inmadurez del ser humano.

Reflexionamos sin pensar en la verdad de nuestras vidas. No levantamos el pie del acelerador, ni siquiera pisamos el freno. Vamos cuesta abajo sin pretender pasar de pagina, simplemente fotocopiar la pagina uno. No pensamos. Actuamos por impulsos. Impulsos que nos hacen daño pero abren puertas en nuestra vida para liberarnos de nuestra pesada mochila.

Esa pesada mochila cuyos políticos no entienden que haya perdido consistencia a lo largo de los años. Pero tampoco los ciudadanos de a pie somos capaces de lograr saber que errores cometemos para no llegar a entender al resto de neandertales.

Somos capaces de aconsejar sin ser escuchados. Sin ser escuchados por nosotros mismos. Vendemos psicología barata sin pretenderlo. Somos psiquiatras por horas. Ayudamos sin necesitarlo. No esperes de nadie porque ha llegado a la modernidad el momento en el que si algo quieres, debes pedirlo. 

No esperes a esperar. Se reflexivo, paciente. Logra conocerte a tí mismo para poder lograr conocer tu entorno. No llores, no sufras. Vive de forma sencillo, gestiona tu país como mejor puedas, o sepas.

Nos creemos seres inteligentes, los mas de la historia de la humanidad, pero somos incapaces de lograr resolver problemas sencillos de nuestras vidas. Que triste y que real. En ocasiones debemos permanecer callados, no implicarnos, tal y como hacen muchos políticos. Cobrar a final de mes y listo.

Porque no merece la pena perder tu propia energía por vidas paralelas. No merece la pena conocer tanto para ser infeliz. La ignorancia puede ayudar. El desconocer. No es ponerle a la vida una tirita, sino bañarla de micromina para que a lo largo del tiempo todo te resbale y no te haga sufrir.